“Dejándonos guiar por la evidencia y no por el sentido común, llegamos a una teorÃa manifiestamente capaz de describir una inmensa variedad de fenómenos, desde los nÃtidos arcoÃris emitidos por los átomos calientes a la fusión en el interior de las estrellas. La aplicación práctica de la teorÃa llevó al avance tecnológico más importante del siglo XX, el transistor, un dispositivo cuyo funcionamiento no se podrÃa explicar sin la visión cuántica del mundo.Â
Pero la teorÃa cuántica es mucho más que un mero triunfo explicativo. En el matrimonio forzado entre la teorÃa cuántica y la relatividad, la antimateria surgió como una necesidad teórica y fue debidamente descubierta. El espÃn, la propiedad fundamental de las partÃculas subatómicas que apuntala la estabilidad de los átomos, fue igualmente una predicción teórica necesaria para preservar la coherencia de la teorÃa. Y ahora, en el segundo siglo de la teorÃa cuántica, el Gran Colisionador de Hadrones viaja hacia lo desconocido para explorar el mismÃsimo vacÃo. Esto es el progreso cientÃfico: la construcción gradual y minuciosa de un legado de explicación y predicción que cambia nuestra manera de vivir“.
Este es un párrafo de la obra titulada El universo cuántico. Y por qué todo lo que puede suceder sucede, de Brian Cox y Jeff Forshaw, editado por Debate.
No les voy a engañar, uno ha tenido que poner muchas ganas para atravesar la materia de este libro. No un libro vacÃo de contenido, tal como parece ser que está el universo de materia, sino todo lo contrario, un libro tal vez muy denso para la, difÃcil de definir, media de lectores. En estos casos, ya saben, uno se toma a sà mismo como representante de esa media.
Quedan pues ustedes advertidos sobre la dificultad de digerir esos capÃtulos que se antojan muy largos sobre los relojes por medio de los cuales podemos calcular la probabilidad de que una determinada partÃcula se encuentre en un determinado lugar. Superado eso, la teorÃa cuántica que aquà se nos destripa nos permite comprender muchos otros fenómenos fÃsicos como el mencionado de los semiconductores o las razones por las que es la tabla periódica un instrumento de predicción de las propiedades de los elementos.
Si a usted le interesa el tema, no se arredre, disfrutará, pero en el camino, es probable que también sufra.
Jokin Aldazabal