La solvencia británica de Jonathan Coe

Cuando me preguntan cuál es mi escritor favorito, y suelo cambiar con frecuencia de respuesta, nunca he incluido el nombre de Jonathan Coe, pero tengo que reconocer que cada vez que se publica una nueva novela de este británico del 61 me siento impulsado a leerla rápidamente. Cosa que no me ocurre con algunos de los autores a los que he colocado en la cima de mi canon personal en más de una ocasión. Así que mi subconsciente seguramente tiene algo que decirme.
Descubrí a Coe cuando Anagrama publicó Menudo reparto, su cuarta novela, las tres primeras permanecen inéditas, que me pareció un buen trabajo, nada deslumbrante, pero muy efectivo, con la carga justa de la ironía que se espera de un inglés que critica a LIBRO.Expo 58sus paisanos, pero siempre muestra la compasión suficiente hacia ellos como si no tuvieran más remedio que ser así. Eficaz en la escritura, implacable en la narración, preciso en los detalles, equilibrado con sus elementos. Después ha sido más poético en ocasiones, más desolador, más crítico, más agudo, según el título que elijamos para leer. Todos muy interesantes, y cada uno lo suficientemente diferente a los demás, salvo en un díptico que comparte personajes, como para que cada nueva novela de Coe sea una incógnita. Y siempre algo más de lo que parece.
Expo 58 parece una novela de espías. Al protagonista le encargan la dirección de la taberna, perdón del pub, emblema de Inglaterra en la Exposición Internacional de Bruselas del año 58. Parece un trabajo acorde con su trayectoria de funcionario oscuro, pero las entrevistas que acompañan a la designación parecen repletas de preguntas inconvenientes. Así que él recela, de hecho se pasa la novela recelando, pero sin hacer nada para saber y arreglar lo que parece mal en su vida. La presencia de dos personajes que por una parte recuerdan a Hernández y Fernández, los gemelos detectives de Tintín, y por otra a la pareja de asesinos de Diamantes para la eternidad, una aventura de James Bond, añade inquietud a la trama. Y esta no se tranquilizará cuando empiezan a aparecer personajes esquivos, ubicuos e inquietantes. Ya digo, una novela de espionaje, si no fuera porque el protagonista está casado, tiene una hija, y tiene la intuición de que su vecino quiere intimar excesivamente con su señora. Esta parte de la novela es la que proporciona un capítulo impagable con las cartas cruzadas de los dos esposos. Porque esa es otra de las características del autor: en algunos capítulos intenta salirse de la norma de la narración cronológica y aborda otros estilos narrativos, lo que permite todavía mayor disfrute al lector.
Esta es una novela de espionaje cuyo resultado no hubiera defraudado a Graham Greene, pero también es una novela de amor, de política internacional, una comedia, amarga pero comedia al fin y al cabo, y además muy emocionante. Y también, con un final estupendo, que es eso que echamos tanto en falta en la narrativa actual. Jonathan Coe ha vuelto a hacerlo: escribir una novela fantástica. Como todas las anteriores.

Félix Linares

1 thought on “La solvencia británica de Jonathan Coe

  1. julian bluff

    ¡Hola a todos!

    Acabo de terminarla. Maestría. Una novela inspirada a todas luces por Hergé. Linea clara. The Thompson Twins, como muy bien apuntas. Y más aventuras y enredos lo suficientemente Ealing para que los lectores nos lo pasemos bomba con esa sutil comicidad, evanescentemente británica, que rezuman las páginas del texto.

    Pese al éxito de la Expo 58, y de la presencia inglesa en la misma, el continente continuó permaneciendo aislado. Coe, maestral, ya lo hemos dicho, nos da fehaciente prueba de ello con su libro.

    Solo esperar que a Wes Anderson no le de por hacer una película del libro. Toquemos madera.

    ¡Un abrazo!.

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