Qué fácil parece todo cuando estamos acostumbrados a tenerlo. Se abre el grifo y sale agua, se pulsa el interruptor y se enciende la luz, se gira la llave y el coche arranca. Pero cuando algo de eso no ocurre, se pierde el equilibrio. Qué duras y largas son las horas sin agua o sin luz, o los dÃas con el coche averiado. Y algo similar ocurre con el voto en las elecciones, porque estamos muy acostumbrados a la cita con las urnas, cansados incluso, desengañados de la clase polÃtica, pero qué terrible serÃa no tener esa posibilidad a consecuencia, por ejemplo, de una dictadura, como ocurrÃa aquà hace apenas 40 años. O por motivos de discriminación sexual, esa injusticia histórica que, hasta entrado el siglo XX, impidió a las mujeres el derecho al voto. Un derecho que sólo se consiguió tras 50 años de lucha tenaz, cinco décadas de sufrimiento, maltrato polÃtico y social, persecución, cárcel e, incluso, muerte.
La etapa decisiva, la que transcurre entre 1903 y 1916, nos es contada de forma vibrante en el cómic que hoy nos ocupa, Sally Heathcote. Sufragista, con guión de Mary Talbot y dibujos de su marido, el gran Bryan Talbot y la ilustradora Kate Charlesworth. Un documentado repaso al combate de un grupo de incansables mujeres británicas que, durante la etapa eduardiana y tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, batallaron hasta conseguir que el gobierno de Londres diera luz verde al voto femenino. Y su batalla abarcó todos los ámbitos: desde el discurso polÃtico, en mÃtines populares y en sedes institucionales (cuando les dejaban), hasta la acción directa, con manifestaciones y violencia callejera, incluidos ataques a casas de lÃderes polÃticos, rotura de escaparates, incendios y protestas, como la histórica incursión de la militante sufragista Emily Davison que murió pisoteada por los caballos tras irrumpir en la pista del hipódromo para alterar la carrera en la que participaba el caballo del Rey.
Toda una epopeya, protagonizada por personas reales, como la fundadora de la Unión Social y PolÃtica de la Mujer, Emmeline Pankhurst, el matrimonio Pethick-Lawrence, el primer ministro Ashquit y su futuro sucesor Lloyd George y, por supuesto, los miles y miles de mujeres que desafiaron a la sociedad de su tiempo y contribuyeron a hacer realidad el voto femenino. Todas ellas están simbolizadas en la figura principal de éste cómic, Sally Heathcote, un personaje ficticio que resume a la perfección la esencia de aquellas luchadoras: de condición humilde, su única salida fue trabajar como sirvienta, pero en el fondo de su corazón sabÃa que las cosas no estaban bien y que habÃa que luchar para cambiarlas. Sally Heathcote. Sufragista, un cómic imprescindible que publica en castellano Ediciones La Cúpula.
Iñaki Calvo