Que una antologÃa de relatos del escritor cubano mas considerado del momento empiece en Angola quizá represente la importancia que tuvo aquella guerra para los habitantes de la isla caribeña. Padura estuvo en Angola como periodista durante un año y parece que la experiencia le marcó bastante como evidencia la aparición del conflicto en tres de los trece relatos de este volumen. Leonardo Padura es el creador de Mario Conde, ese investigador que comenzó como protagonista de una tetralogÃa y ya ha ampliado sus correrÃas hasta las ocho novelas. Una de ellas, La neblina del ayer, toma su tÃtulo de un bolero que aparece en el segundo relato de Aquello estaba deseando ocurrir, donde una cantante misteriosa se relaciona con el protagonista durante nueve noches. Si hubieran llegado a la décima quizá la vida de ambos hubiera sido diferente. Padura, por supuesto ha escrito más libros, El hombre que amaba a los perros sobre Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, y La historia de mi vida. Es pues un autor conocido por sus novelas y sorprende que, hasta ahora, no se hubieran recogido sus narraciones breves, aunque algunas de ellas estuvieran flotando por el mercado en diferentes formatos y ediciones.
No podÃan perderse cuentos como el de la sesentona atravesada por la escritura y el escritor desesperado por tener que tratar con gente que, considera, no está a su nivel. Reconozco que, a estas alturas yo ya estaba ganado por la escritura de este autor que ya conocÃa, pero que quizá se muestra más ajustada en la distancia corta. Seis páginas necesita para contar las añoranzas de Rafaela sentada frente a un piano recordando a Bogart en Casablanca. Una obra maestra. La canción El tiempo pasará, se conoce allà más ajustadamente como Según pasan los años. Asà se titula el siguiente cuento, una muestra de las estupideces que cometemos las personas cuando se trata de amor. Bueno, también las cometemos en otros campos, pero las de amor parecen más llamativas. Leonardo Padura es un tremendo escritor que siempre tiene la palabra justa para definir las situaciones que plantea, que sabe retratar a sus personajes con tal precisión y tal profundidad que, incluso en las breves páginas de estos relatos, acaban siendo como conocidos de toda la vida. Y aún asÃ, todavÃa sabe sorprenderte. El final de Mirando al sol nos admira porque cambia totalmente lo que habÃamos leÃdo. Lo mismo ocurre con Nochebuena con nieve, los dos cuentos con mayor carga erótica, a los que dota de mayor densidad como si no le pareciera suficiente con la carga sexual de los mismos. Hay un cuento narrado como si de una encuesta se tratara, y un viaje sorprendente que muestra lo volubles que somos los humanos. O lo inseguros según otro. O como no hay manera de zafarse del destino, aunque en algún otro sà se consigue.
Este es el mundo de Leonardo Padura, leer estos cuentos hace que ya no puedas librarte de él, que estés deseando leer más libros suyos. Afortunadamente hay bastantes, tenemos suerte. Pero eso tan difÃcil de conseguir, un volumen de cuentos perfecto, es algo tan raro, que no deberÃan ustedes dejarlo pasar.
Félix Linares