Danele Sarriugarte, una nueva y brillante voz

Danele Sarriugarte nació en Elgoibar en 1989. Con solo veinticinco años y una novela, Erraiak, que fue escrita con el apoyo de la beca Igartza, esta joven guipuzcoana es ya un nombre importante de nuestras letras. Acaban de concederle, por cierto, el premio Euskadi de Plata. Pero vayamos al texto. Erraiak, repleta de referencias culturales, es una novela de la que no hay que esperar una gran historia, ni un argumento alambicado, ni una trama adictiva. El punto de partida es el siguiente: la protagonista, que es también la narradora, acaba de sufrir una ruptura sentimental. En ese momento de su vida, recogida sobre su dolor, repasa otras relaciones anteriores, reflexiona sobre algunos asuntos y trata de definir qué es lo que de verdad quiere. “Aitor dut: normala izan nahi nuen. Behintzat nire izate ustez hain periferikoaren alor batean erdigunekoa izan nahi nuen, ohikoa, konbentzionala. Monogamoa, heterosexuala. Jarratzaile leial bat eduki, kontzertu galería tanatoria afari ezkontzetara inoiz ez gehiago bakarrik joan, une terribleetarako larrialderraiak AZALA def.inddi-zenbaki bat markatu ahal izan, desleku, desordu deseran ez bizi, taldean integratu, inguratzen ninduen mundu txikian frogatu neu ere banintzela maitatua izatekoa modukoa”.

Desde un punto de vista lúcido, a veces descarnado, a menudo irónico, Sarriugarte planta cara al discurso androcéntrico. Pero desde ese mismo punto de vista, la narradora no esconde sus incoherencias sino que las comparte. Por ejemplo, cuando reconoce que en una relación de pareja, dependiendo de las circunstancias, puede adoptar posturas sumisas o de liderazgo, ser el patrón, el amo, o el esclavo. La esclava, más bien. Lo cierto es que esta especie de monologo interior que configura Erraiak interesa. Y lo hace como digo más allá de la historia, sin necesitar una gran historia. El libro tiene la fuerza de las confidencias. Es destacable la naturalidad, la nula cursilería, la potencia narrativa, con la que la autora describe las escenas de sexo. La misma potencia que emplea para convertir en material literario los avatares biográficos de una chica que liga los jueves por la noche, que lleva o pretender llevar vida de artista, que como muchos de los miembros de su generación ya ha vivido en el extranjero, que es, en cierta medida, normal.

Respecto al estilo solo podemos decir que está cuidado. La prueba es que Sarriugarte se permite escribir largos párrafos, con frases de periodo muy largo, y no perdemos el hilo. El texto tampoco pierde musicalidad. En cuanto a la estructura llama la atención un epílogo amplio compuesto por una serie de notas explicativas, numeradas a lo largo del texto. Son, como veis, varios los aspectos destacables de Erraiak pero sin duda lo más impacta, lo que más convence y lo que más podemos celebrar es la irrupción de una nueva y bien timbrada voz en el panorama de la literatura en euskera.

Txani Rodríguez

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