Sadie Jones, mirando hacia atrás sin ira

He aquí la historia de cuatro jóvenes que, en los últimos años de la década de los sesenta y en los primeros de la siguiente, tratan de buscar su camino en una sociedad inglesa que, curiosamente, no ha cambiado tanto como la música y los movimientos juveniles parecieron anunciar, a través del teatro. No todos son escritores, no todas son actrices, sino que, de alguna manera vienen a representar a varios profesionales de este arte a veces olvidados por las luminarias. Sadie Jones no ha venido a revolucionar la literatura. Ella tiene una buena historia, unos personajes muy bien definidos, unos hechos que merecen ser narrados y la habilidad suficiente para hacernos devorar las trescientas cincuenta páginas que tiene este libro. Hay encuentros, diferencias, amores, rupturas, enfados, enormes broncas y alguna reconciliación, es decir todos los elementos del melodrama. Pero es este un melodrama triste por cotidiano.LIBRO El papel de nuestras vidas

Lejos de los grandes aspavientos de los americanos, bueno de casi todos los que escriben melodramas, Sadie Jones ha preferido refugiarse en un realismo que coge su tono de la sociedad de la época, incluso un poco anterior. Hay aquí elementos del Free Cinema, aquel movimiento que, tratando de imitar la ruptura de la Nouvelle Vague, acabó abdicando de los experimentos cinematográficos para mostrar la triste realidad de los británicos. Hay varias tendencias en el movimiento, pero aquí estaríamos cerca de películas como Sábado noche, domingo mañana, Un sabor a miel ó Esa clase de amor, filmes que se acercaban a las difíciles condiciones de vida de los jóvenes de la época. Curiosamente tras el éxito de los Beatles, también en el cine a cargo de uno de los miembros del movimiento, Richard Lester, parecía que este escenario había pasado al olvido, porque los cineastas del Free Cinema se ocuparon de otras cuestiones, pero Sadie Jones nos lo pone delante de nuevo: pueblos industriales en decadencia, albergues baratos en la zona deprimida de la ciudad, comida basura, largas noches, sexo complicado, esperanzas defraudadas.

Lo curioso es que Sadie Jones no vivió en ese tiempo, ella nació en los setenta, pero parece que le ha tomado muy bien la medida a la época y nos la retrata con eficacia. La prosa seca, contundente, de la autora encaja perfectamente con los hechos que narra: la difícil relación con los padres, los trabajos infra retribuidos, los esfuerzos por alcanzar la fama, los errores que se cometen una vez alcanzada. Sin aspavientos, sin histrionismo, sin grandes frases, la vida como es, o como nos parece. No solo los cuatro protagonistas tienen importancia en esta novela, porque El papel de nuestras vidas (Tusquets) es el de muchos individuos que cumplen la función que la autora desea.

Sin ser una obra maestra este título es una novela muy interesante, que nos trae ecos del pasado, lejano pasado que, quizá, ha vuelto a ser presente en fechas recientes. Me parece que merece la pena leer a Sadie Jones, uno de los nombres que deberíamos incluir en nuestra lista de favoritos. Pero, juzguen ustedes mismos.

Félix Linares

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