El tocho. Effi Briest, del alemán Theodor Fontane

LIBRO Effi BriestDelante de la casa señorial de Hohen-Cremmen, habitada ya desde los tiempos del príncipe elector George Wilhem por la familia Briest, el sol, con claro resplandor, caía en la quietud del mediodía sobre el camino lugareño. Del lado del parque y del jardín, el ala rectangular del edificio arrojaba una amplia sombra sobre un pasadizo de blancas y verdes baldosas, y luego ensombrecía una rotonda, bordeada de caña índica y pies de ruibarbo, cuyo centro estaba guarnecido de un reloj de sol”.

Así comienza Effi Briest de Theodor Fontane. Publicada en 1895, con un éxito rotundo, Effie Briest es la última de las grandes novelas del siglo XIX que tratan el tema del adulterio, o, lo que es lo mismo, el de la mujer como víctima de nuestra sociedad patriarcal. Basada en un hecho real, ocurrido en Berlín algunos años antes del transcurso de la acción de la novela, ésta comienza con el matrimonio de la protagonista, Effi Briest, entregada por sus padres con apenas diecisiete años al barón Von Insteten, un hombre que ronda los cuarenta. A pesar de la diferencia de edad, el barón es un hombre guapo y ambicioso, con una prometedora carrera administrativa, y esto halaga la vanidad de Effi, que se deja querer. La pareja se instala en la pequeña localidad portuaria de Kessin en la costa prusiana, donde Instetten es jefe de distrito. Allí las diversiones son escasas pero cuando es destinado a la villa el comandante Crampas, frívolo y seductor, las cosas cambian.

La infidelidad es apenas insinuada, uno de los aciertos de la novela, y no tendremos constancia de ella hasta ocho años después, por unas cartas comprometedoras. El barón que ya es director ministerial y vive con Effi y la hija de ambos en Berlín, se pregunta, en el momento decisivo de la obra, si las ofensas prescriben, porque en realidad no siente ya ningún odio hacia Crampas y podría olvidar todo el asunto. Pero si alguien se enterara, la reputación, la estima social, estarían en entredicho, por lo que el duelo y el divorcio se tornan inevitables. Y las consecuencias, trágicas. La novela se convierte así en una crítica amarga y contundente de la fuerza opresiva de las normas sociales, sobre todo para la mujer.

Su autor, Theodor Fontane, se dedicó al periodismo desde la treintena, pero fue un escritor tardío de novelas. Tenía 75 años cuando publicó Effi Briest. Quizá por eso, por la madurez del autor, sus personajes son tan lúcidos, y nunca confunden sus sentimientos. Effi sabe que no está enamorada y lo que anhela, en realidad, son honores y diversiones. Por su parte Instetten es un hombre inteligente pero rígido, que puede mostrarse tierno con Effi, pero para quien el amor es secundario, y la consecución del éxito puede más que cualquier consideración piadosa. Hasta los padres ven clara la debilidad del carácter de Effi, intuyen que ha tenido un desliz y se sienten culpables por haberla casado tan joven.

Y todo esto lo sabemos gracias a los diálogos, fluidos y vivaces, la característica más destacable de la novela. Diálogos que nos dan mucha más información acerca de los personajes y de sus sentimientos, que cualquier descripción en tercera persona. La maestría de Fontane en este aspecto es lo que ha convertido en un verdadero clásico a Effi Briest, considerada por Thomas Mann una de las seis mejores novelas de la literatura alemana.

Javier Aspiazu

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