Diego Ojeda, cantautor, poeta y viceversa

Diego Ojeda es un escritor canario, nacido en 1985, que reside en Madrid y que a pesar de su juventud ha publicado ya tres libros y cuatro discos. Un autor que durante años dio clases, algo que dice echar de menos, y que se ha creado una gran reputación dentro del circuito de la música independiente. Ha presentado su trabajo por varias ciudades españolas y ha dado el salto a América, donde se ha convertido en un auténtico ídolo en México y empieza a serlo en Cuba.

Diego Ojeda presenta ahora su tercer poemario, Siempre donde quieras, tras A pesar de los aviones y el exitoso Mi chica revolucionaria. Su nuevo libro es mucho más que un libro de poemas, es todo un recorrido vital por un año en la vida de su autor. LIBRO Siempre donde quierasContiene versos, un diario personal, unas ilustraciones hermosísimas de Cristina Reina y un CD, donde encontramos el tema que estábamos escuchando y un puñado de canciones más donde oímos muchos recitados y la colaboración de gente como Escandar Algeet, Carlos Salem, Rayden, Elvira Sastre, Fredi Leis y Marwan, otro poeta-cantor de éxito.

Ojeda asegura que “la poesía es el más pacífico de todos los lenguajes y el amor –leif motiv del poemario-, la mejor de todas las revoluciones”. Se nota en los versos que el poeta está enamorado, que le va bien la vida, aunque amar pueda ser doloroso y también un estado emocional repleto de renuncias. No oculta el poeta que para llegar a este estado hay que pasar muchas zozobras y estar siempre en estado de permanente naufragio, de permanente descubrimiento. “Empezamos con miedo./ Aprendimos a ser/ sin necesidad/ de llegar a la cima,/ descubrimos que el hecho de estar/ a menudo es bastante”. Mientras tanto, alrededor de los amantes, sigue la vida: la dureza de la crisis y sus consecuencias (Cuando esta puta crueldad/ gobernada por perros/ nos clava sus dientes), el encarcelamiento de los ex ministros, la eliminación de España en el Mundial de Fútbol de Brasil. Luego debería llegar el momento de la calma, de embalsar los sentimientos. “Se trata de ser agua/ con este amor sereno/ para que vengan los lagos”. Pero los amantes se pierden, a veces para siempre, a veces por un momento. Fue este el caso. “Entonces/ volviste,/ y sigo pensando/ qué habría pasado/ de no haberlo hecho”. Y el poeta sigue componiendo canciones y escribiendo versos. “Escribo, nunca por encargo,/ no sé de otra manera,/ que la de verme/ desnudo ante un verso/ con el alma al pelo”. “Es gratuito,/ por eso escribo”. Y narrando su vida enamorada repleta de momentos cotidianos y otros extraordinarios. “Ver Lost,/ adoptar un perro,/ correr en ayunas,/ montar una empresa,/ perderse en Cantabria,/ abrazar a un sobrino en La Haya,/ partir almendras,/ tener un huerto,/ besar a un gato,/ bajar de peso,/ ir al gimnasio/…/y…/descubrir un predictor llorando,/ esperar nueve meses la vida./ En fin,/ cosas que volvería/ a hacer/ cien mil veces,/ pero/ solo contigo”.

Diego Ojeda ha cantado un poemario, ha escrito un libro de canciones: poemas que forman canciones, canciones que se transforman en versos. Una historia de amor que fluye ante nuestros ojos, que pareciéndose a muchas otras, es única, irrepetible y hermosa, y que se resume en una mirada de reojo: “Esta mañana al salir de casa miré hacia mi colchón y allí estaban: tu cuerpo y el futuro”.

Enrique Martín

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