Gerald Murnane se pasea por las llanuras australianas

Este libro está considerado un clásico de la literatura australiana. Se publicó originalmente en 1982. Su autor Gerald Murnane, nacido en Melbourne en 1939, es un escritor muy innovador. Su obra es una mezcla de relato autobiográfico, ficción y ensayo. Las llanuras cuenta la odisea de un joven cineasta que llega a una ciudad del interior de Australia con la intención de filmar la película definitiva sobre un territorio inabarcable, salvaje y casi virgen donde las rivalidades están a flor de piel y donde abundan las mansiones de los terratenientes. Un día es invitado por uno de ellos a instalarse en su casa, donde descubrirá una biblioteca inimaginable en un lugar como aquel.

Contada así, la “novela”, por denominarla de alguna manera, podría ser considerada un relato tradicional. Pero nada más lejos de la realidad. Porque Las llanuras es ante todo un análisis de las gentes que habitan uno de los lugares más grandiosos y solitarios del planeta. Un lugar de una gran riqueza que ha generado y genera grandes fortunas. Y que como decíamos antes ha provocado también tensiones de todo tipo, sociales políticas y, curiosamente, artísticas, querellas que intelectuales que han derivado en enfrentamientos incluso armados.LIBRO Las llanuras

Una de las más famosas fue la que se generó en el siglo XIX, que llegó hasta bien entrado el siglo XX, y que tiene un peso muy grande en el libro. Enfrentó a horizontinos ó verdealuzados y lebrunos ó amarillos. Los primeros eran seguidores de las teorías estéticas emanadas del libro El horizonte al fin y al cabo, que propugnaba mirar al horizonte, más allá de la bruma surgida entre el cielo y la tierra, abrirse a los demás. Vamos una visión progresista de la vida. Los segundos eran seguidores de otro libro, Decadencia y caída del imperio de los pastos, que propugnaba abrazar la tierra, el lugar de donde surge la riqueza, donde habitan las liebres, y alejarse de lo que viene de fuera que puede hacer olvidar lo que se es. Una visión conservadora del mundo. Los primeros propugnaban que la Australia Interior, la de las llanuras, debía abrirse a la Australia Exterior. Los segundos que la Australia Interior era la Australia primordial y que los australianos de la costa eran una ralea, lo peor de lo peor, y que había que evitar el contacto con ellos a no ser que quisieran abrazar la teoría vital del interior. Lo dicho, lo que fue una polémica intelectual de un grupo de artistas se convirtió en un combate político en el que tuvieron gran peso algunos latifundistas.

El libro es una novela, porque sigue las peripecias de un personaje inventado que quiere filmar la película definitiva sobre la Australia Interior, pero también es un ensayo y hasta un libro de Historia porque repasa los acontecimientos, sin fechas, más relevantes de ese enfrentamiento. Junto a todo esto, el análisis de la figura de los hacendados, que proceden de linajes que se remontan al comienzo de la colonización de Australia. Gentes con preocupaciones intelectuales, que contrataban a artistas y todo tipo de “vendepeines” para que les alegraran los momentos de soledad. No hay que olvidar que, aunque en Las Llanuras existían, y existen, algunas grandes ciudades, hay gente que vive en los latifundios, en grandes mansiones separadas por distancias inimaginables, difíciles de recorrer entonces –los hacendados solían ir una vez al año a la ciudad- y que ahora se salvan gracias a las avionetas.

Un libro muy curioso, que ha sido calificado de “extraordinaria fábula”. En palabras del escritor, a medida que avanza el relato, el libro se convierte en “un espejismo de territorio, recuerdo, amor y literatura”. Ya tenemos ganas de que se publique alguna obra más de Gerald Murnane.

Enrique Martín

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