Bernard Minier, superando la sombra de Grangé

Hay que buscar nuevos caminos para la novela criminal porque los habituales están demasiado transitados. En Francia, que siempre se ha caracterizado por su amor al género, han llegado a crear una especialidad más o menos propia donde se mezclan los elementos habituales con aportaciones extraordinarias, por ejemplo crear misterios aparentemente irresolubles a veces mezclados con la religión y lo paranormal. El creador de esta sección podría ser Jean Christophe Grangé que desde Los ríos de color púrpura ha ido escribiendo una serie de novelas donde la acción frenética, el análisis socio-político, los componentes cercanos a lo inexplicable y los sorprendentes giros del guión, componen una colección de títulos muy atractivos. Cuando algo funciona, claro, tiene imitadores. Incluso algunos que superan a los maestros.

Uno de los mejores es Bernard Minier que acaba de presentar su tercera novela entre nosotros. Minier debutó con Bajo el hielo donde presentó al comandante Martin Servaz, un policía bastante convencional, con un equipo de investigadores que no se salían de lo habitual. No apagues la luz_135X220La novela era agradable y tuvo una cierta repercusión. Después apareció El círculo donde Martin se veía más implicado familiar y personalmente en la trama. Las consecuencias de aquella intriga, que no comentaré en beneficio de aquellos que no la hayan leído, desembocan en No apagues la luz donde Servaz casi es un personaje secundario en beneficio de Christine Steinmeyer, una periodista radiofónica, que recibe un día de Navidad un mensaje de una mujer que amenaza con suicidarse. Como la periodista no encuentra la manera de ayudarla se olvida del caso, pero después empezará a ser perseguida por no haber cumplido salvando a la suicida, incluso a pesar de que sus investigaciones le llevarán a descubrir que ninguna mujer se ha suicidado esa noche. Mientras tanto Servaz recibe una llave de habitación de hotel donde un año antes se había suicidado una cantante.

El lector ya sabe que las dos acciones acabarán confluyendo. La forma en la que lo hacen y los pasos que cada uno de los personajes tendrán que dar es lo más interesante de la intriga porque hay situaciones que parecen imposibles y misterios asombrosos que irán siendo convenientemente desvelados. Minier acaba superando a su modelo, a Grangé, ya que el creador del subgénero parece ya un poco cansado y se repite mientras que Minier está todavía subiendo y cada una de sus novelas es diferente a las anteriores y mejor. Es cierto que le sobran páginas, ¿a qué libro no?, pero reconozco haber disfrutado con las andanzas atormentadas de estos personajes, muy bien definidos, con los que resulta muy fácil empatizar y a los que deseas un destino mejor que el que sufren en esta novela. También es cierto que el autor hace trampas, como que los protagonistas sepan más de lo que sabe el lector, aunque, a cambio, también hay algunos detalles que informan a este de algo que ignoran los personajes. Estupendo Bernard Minier. Pueden leer cualquiera de sus tres libros. Seguro que repiten.

Félix Linares

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