Sabrán, sin duda, “vuesas mercedes”, que en el año que acaba de empezar se cumple el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, ilustre autor de la obra cumbre de las letras castellanas, Don Quijote de la Mancha. Con motivo de tan notable efemérides, se ha publicado un libro con dibujos al que los expertos llaman “novela gráfica” y que lleva por título Cervantes, la ensoñación del genio. El volumen está firmado por Miguel Gómez Andrea, dibujante, guionista y dramaturgo, reputado cervantista que firma sus obras bajo el seudónimo de Gol. Basándose en una pieza teatral nunca estrenada, nuestro hombre realiza un documentado y ameno retrato de la vida de Cervantes, su juventud, su cautiverio en Argel, sus cuitas económicas, sus problemas familiares y su férrea voluntad de dedicarse a la literatura, contra viento y marea, hasta catar las tardías mieles de la gloria con el Quijote.

Estructurado como una función teatral en seis actos, Cervantes, la ensoñación del genio nos traslada a la España imperial en pleno declive, con una Corte que va de Madrid a Valladolid y viceversa y con una pléyade de hidalgos de medio pelo que solo aspiran a una renta que les permita vivir sin trabajar. Y en este ambiente de decadencia, contra toda lógica, florece el genio de literatos como Lope de Vega, Quevedo, Calderón y, por supuesto, Cervantes, todos ellos mentes prodigiosas que comprobaron en propia carne lo desagradecida que era la sociedad de su tiempo con aquellos que cometieron la osadía de dedicarse al noble oficio de la escritura. Y de ellos, Miguel de Cervantes es el ejemplo más preclaro, siempre con problemas de dineros, siempre buscando sustento mientras su cabeza bullía de historias que luego trasladaba al papel. La lucha por la diaria supervivencia fue una constante en la vida de Cervantes, y así se cuenta en esta novela gráfica donde le vemos deambular por ciudades y desempeños. Y le vemos también durante su cautiverio en Argel, manteniendo siempre muy alta la dignidad, o en su estancia en la cárcel durante la que, como él mismo confiesa en su obra cumbre, le llegó la idea del Quijote. Gran emoción produce la escena en la que Cervantes, tras visualizar en su celda las imágenes del hidalgo flaco y su orondo escudero piensa el siguiente texto: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…“, y presa de la excitación grita con fuerza: “¡Carcelero, carcelero, papel, tinta y pluma, por Dios!“.

Quizá las cosas no sucedieron así exactamente, pero seguro que tampoco hubo mucha diferencia. Maese Gol ha sido capaz de contar los hechos fundamentales de la vida de Cervantes con respeto y precisión, y con un lenguaje clásico que nos hace respirar el ambiente inigualable del Siglo de Oro. El próximo 22 de abril se cumplen 400 años de la muerte del creador del Quijote. El cómic Cervantes, la ensoñación del genio, publicado por la editorial madrileña Dibbuks, es uno de los muchos homenajes que se le van a dispensar. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo