Benjamin Wood y la historia de un arribista poco entusiasta

Un joven sin estudios, trabajador en un geriátrico en Cambridge, conoce a chica interesante, con un hermano arrollador, creativo, fascinante, y se deja atrapar por el grupo al que ambos pertenecen. ¿Estoy oyendo por ahí a alguien que se acuerda de Retorno a Brideshead de Evelyn Waugh o, vaya, la versión televisiva de esta novela? Pudiera ser, hay puntos de contacto, pero mientras Waugh estaba interesado en contar la decadencia de las clases altas y en ensalzar al advenedizo que las confronta con la realidad, Benjamin Wood se preocupa de otros campos, ya que el Eden Bellwether del título es un tipo convencido de que la música, alguna música, puede tener un efecto terapéutico real sobre las personas y a demostrarlo se dedica con gran intensidad. Ni siquiera pertenece a la aristocracia y todos sus amigos son clase media venida a más, instruidos, adinerados, que aceptan al intruso, mientras que sus padres le desprecian sin disimulos. LIBRO El caso de Eden Bellwether

Nuestro hombre, el arribista poco entusiasta, será quien ponga en contacto a Eden con un hombre enfermo con el que poner en práctica sus teorías. Las cosas, naturalmente, no ocurrirán como se espera, se complicarán, la tragedia entrará en las vidas de los personajes y así bordeamos el terreno de lo fantástico. No contaré mas, no teman. Pero si les diré que Wood es un autor que domina muy bien las distancias y las atmósferas. En las primeras se toma su tiempo para ir presentado a los personajes con todas sus circunstancias, con un lenguaje preciso, con cierto encanto elevado, sin darse descanso, pero sin precipitarse, avanzando adecuadamente, vaya. En cuanto al ambiente digamos que retrata de manera precisa los escenarios donde se desarrolla la acción: el geriátrico, la casa de los Bellwether, los ambientes universitarios, la iglesia, el triste apartamento del protagonista. Y cuando ya tiene a cada uno en su sitio, incluso al lector, hace avanzar la acción al ritmo adecuado, sin despistarse, sin acelerar, sin dejar de contar lo necesario para que el lector se sienta cómodo y disfrute.

Eden Bellwether es todo un personaje, pero no están peor diseñadas las figuras del resto de caracteres que aparecen en la novela. Y luego los giros y sorpresas están bien dosificados, y el desasosiego avanza con soltura y manteniendo al lector interesado continuamente. Lamentablemente la traducción es, por decirlo suavemente, descuidada, con momentos tan evidentes como cuando se dice “hurgó en los pantalones de sus bolsillos”, que es solo un ejemplo espectacular que como la desaparición de los correctores ha dañado gravísimamente al libro. Hay mas casos, casos en los que se toma la opción menos adecuada y otros en los que se cae en la incorrección. Pues ni siquiera estos errores pueden acabar con el interés de esta novela que nos presenta a un autor nuevo del que esperamos grandes alegrías en el futuro. Se llama Benjamin Wood. Anoten su nombre.

Félix Linares

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