Todos los vecinos lo tienen por normal. Es respetado en la comunidad y pertenece a una familia bien considerada. Camina por la calle con soltura, aparentemente distraÃdo. Nadie sospecha lo que lleva en su bolsillo derecho. Tras observar con disimulo los alrededores penetra en esa estancia escolar y entonces, frÃamente, como si fuera lo más normal de mundo saca de su bolsillo lentamente ese voto criminal.
Roberto MosoÂ