Los raros. El barco de la muerte, de Bern Traven

LIBRO El barco de la muerteTodas las naciones tienen barcos al servicio de la muerte. Las compañías orgullosas de su nombre y de su bandera, no se avergüenzan de tener barcos para la muerte. Nunca había habido tantos como a partir de la guerra por la libertad y la democracia, que vino a obligar a los seres humanos a tener pasaportes y visados, a restringir la migración y a crear cien mil o más hombres sin nacionalidad, sin papeles.

Un buen sistema capitalista no debe permitir pérdidas. Este sistema no consiente que miles de hombres sin papeles anden vagando por el mundo. ¿Por qué se pagan seguros? ¿Por placer? Todas las cosas deben producir una ganancia. ¿Por qué no la han de producir los seguros?

Este es un fragmento de El barco de la muerte de Bern Traven.  Uno de los seudónimos usados por el alemán Otto Feige, escritor que ocultó celosamente su identidad a lo largo de su carrera literaria. Este misterio tuvo que ver, quizá, con la agitada biografía de Traven quien, tras la Primera Guerra Mundial, participó en la fugaz República Soviética de Baviera. Escapando de la represión, sufrió multitud de peripecias para llegar a México donde, con más de 40 años, empezó a publicar sus novelas de aventuras con fuerte crítica social, la tercera de las cuales, El tesoro de Sierra Madre, se convertiría en un éxito internacional.

El barco de la muerte, publicada en 1926, cuenta en primera persona las andanzas de un marino mercante norteamericano, Gerald Gales, que pierde su barco tras una noche de farra en el puerto de Amberes a principios de los años 20. Sin tarjeta de marino ni pasaporte, olvidados a bordo, Gales no puede certificar su identidad y volver a embarcarse. A partir de ahí inicia una odisea que le llevará, como vagabundo privado de nacionalidad, a través de media Europa, hasta España. Las autoridades policiales y consulares de cada país por el que pasa se deshacen de él al no poder acreditar su identidad, y le deportan al país más cercano, situación que debieron vivir más de cien mil personas, tras la primera gran contienda bélica, como el autor comenta en el párrafo citado al comienzo. En la pacífica España, Gales pasará varios meses mendigando, hasta que en el puerto de Barcelona accede a enrolarse en el Yorike, un barco de la muerte, como llamaban a los buques ruinosos destinados a ser hundidos para cobrar el seguro.

Escrita con mucha agilidad y un humor sarcástico, esta primera parte de la novela es una contundente crítica de la naciente burocracia europea. El tono de la obra se vuelve más amargo y dramático en las dos partes siguientes, cuando describe las dantescas condiciones de vida en el Yorike y su verdadera actividad: el contrabando de armas. Gales entabla amistad con otro paleador, Stanislav Lavski, y a través de estos personajes, el autor muestra cómo también hay clases entre los trabajadores, siendo los paleadores de carbón y los fogoneros los últimos en la escala naval, y los más expuestos a una muerte prematura. El final, trágico y emocionante, está a la altura de una novela de sorprendente actualidad, que destaca por su humor negro y la rotundidad de su denuncia.

Encontrarán El barco de la muerte de Bern Traven en ediciones Alfabia.

Javier Aspiazu

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