Mathias Enard o cuando el Goncourt es un premio grande

A veces uno cierra un libro después de leerlo y dice: “¡Guau por fin, literatura!”. Esto es lo que me ha sucedido con la última novela del escritor francés Mathias Enard, Brújula, que en 2015 ganó el premio Goncourt. Enard es un autor al que conocemos bien por estos lares. De entrada su familia es de Baiona, la capital de Iparralde, localidad a la que viaja con asiduidad. Además durante varios años vivió en Barcelona donde aprendió castellano y catalán. El autor es un experto en Oriente Próximo (habla árabe y persa) y tiene una larga carrera literaria en la que destacan novelas como La perfección del tiro, Remontando el Orinoco, El manual del perfecto terrorista o Calle de los Ladrones.

Brújula es una novela que se articula en torno a dos ejes: por un lado el complicado amor entre dos intelectuales que parecen incapaces de verbalizar sus sentimientos, libro-brujulaaunque eso sí caen en la pasión, y por otro la fascinación que han sentido muchos en Occidente por el Oriente cercano, por Oriente Próximo, lo que se denomina el orientalismo. Para ello Enard crea un personaje inolvidable, el musicólogo vienés, de padre alemán y madre francesa, Franz Ritter. Un hombre enamorado de la música árabe, de la persa, que estudia la relación de la música clásica compuesta durante los siglos XVIII y XIX con la música oriental, y que se encuentra con muchos personajes que sintieron esa pasión arrebatadora por Egipto, Líbano, Siria, Irán y Afganistán. El libro está trufado de historias increíbles, de viajes, de investigaciones arqueológicas, de amores desbocados y de nombres: Liszt, Balzac, Joseph von Hammer (el primer orientalista musical), Beethoven, Freud, Heinrich Hein, Kafka, Anne-Marie Swarzenbach, Lawrence… También hay homenajes a ciudades que han marcado el imaginario occidental: El Cairo, Estambul, Damasco, Teherán, Alepo… El autor no esconde su pasión por un libro, El Danubio de Claudio Magris, una fuente de erudición inagotable. Pero hay algo que diferencia claramente Brújula de El Danubio, y es que el libro de Enard es una novela y junto a todo esto, a toda las historias verdaderas, hay una poderosa historia de amor sobre la que se sustenta el entramado del libro, la historia de encuentros y desencuentros a lo largo del tiempo entre Franz Ritter y Sarah, la orientalista que, como Lawrence de Arabia, se sentía constantemente atraída por el hechizo de ese mundo que fue originalmente el nuestro, por el Paraíso Perdido. Porque en el fondo lo que quieren encontrar, o querían encontrar los que viajaban con asiduidad a un lugar marcado ahora por las guerras, el terrorismo y el fanatismo, es al otro, que camina por lugares que nuestros antecesores caminaron. Como dice la propia Sarahel orientalismo es un humanismo”, es volver a encontrarse con la esencia de nuestra vida.

Una novela formidable, contada por una primera persona, la voz de Ritter, extraordinaria. Una voz que se muestra a veces cálida y a veces fría, segura y perpleja, entusiasta y acobardada, savia y limitada; una voz que muestra toda la complejidad del ser humano ante la vida, la cultura, el amor y sus circunstancias.  De lectura obligada.

Enrique Martín

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