El poderoso mundo femenino de Iban Petit

Los abismos es la segunda novela publicada por el donostiarra Iban Petit, tras la estupenda Anotaciones circulares. Una novela que habla de tres generaciones de mujeres, de las dificultades vitales que tuvieron y tienen que afrontar (una parte de la historia transcurre en nuestros días) y de la pasión por la literatura. Tres generaciones de mujeres nacidas en el pasado siglo y con circunstancias diferentes, pero adversas. Están las que nacieron en los años treinta, y que sufrieron la Guerra Civil y la derrota. Están las nacidas en los cincuenta que se toparon con la transición y el cambio de costumbres. Y por último las nacidas a finales de los setenta y comienzos de los ochenta que se encontraron un mundo que se derrumbaba y otro nuevo por construir repleto de esperanzas pero también de interrogantes. Tres generaciones de mujeres que sufrieron por el entorno en el que vivieron y viven y que sufren por el hecho de ser mujeres.

Los abismos es una novela en la que no hay referencias musicales, como en la anterior de Petit, pero sí muchas referencias literarias. En la primera parte por ejemplo se habla de Beckett, Joyce, T.S. Elliot, Gide, Delillo, Bioy Casares, Onetti, Coetze… Después de Fitzgerald, Faulkner, Dos Passos, Steinbeck y Ezra Pound, mucho Ezra Pound. Y finalmente de todos los latinoamericanos del “boomBorges, Cortázar, García Márquez, Fuelibro-los-abismosntes, Vargas Llosa… Una novela en la que se lee mucho y se habla mucho de literatura, pero también del oficio de escribir, de las dificultades que se encuentra el escritor a la hora de enfrentarse a la hoja en blanco. El autor y sus personajes femeninos (muchos de ellos marcados por la pulsión de la escritura) se preguntan “¿por qué escribe alguien?”. Y se topan con muchas respuestas. Hay quien dice que el escritor escribe para trascender. Hay quien afirma que se escribe por la historia en sí misma. Y hay quien asegura que para poder escuchar las historias que suceden alrededor y poder reproducirlas, el escritor debe alcanzar un “grado de aburrimiento suficiente” (Walter Benjamin dixit). Y luego está la paranoia claro, esa curiosa teoría de las coexistencias de los yo-es del escritor: el que es, el que imagina historias y el que las escribe.

La novela funciona como un puzle. Hay varias voces que hablan, sobre todo la de Claire, la voz de nuestros días, pero de vez en cuando se cuela incluso una voz neutra que parece la del autor, pero que puede ser también la de cualquiera de las mujeres. Parece un poco complicado, embarullado, sobre todo al principio, pero cuando nos hacemos con la personalidad de cada voz, todo encaja como un guante. Y dicho lo dicho que nadie crea que no hay una historia potente detrás y además con unas ciertas dotes de suspense, de misterio. Porque hay muchas referencias a la dureza del franquismo, a la persecución política, a la tortura. Y hay bastantes referencias a los exilios que provocó la dictadura, y no solo a los políticos, porque se habla mucho de los exilios económicos, de las personas que tuvieron que marchar para podar dar de comer a sus hijos, incluso dejando a estos con familiares o en internados. Y hay curiosidades como que uno de los personajes escriba una novela titulada La rotación, que tiene un argumento fabuloso y que da unas ganas de leer increíbles (Paul Auster hizo algo parecido en El libro de las ilusiones, contándonos los argumentos de las películas desaparecidas de un director mítico del cine mudo).

Una novela estupenda la de Iban Petit, que vuelve a dar un paso hacia adelante en su carrera literaria, dominando cada vez mejor el espacio y el ritmo narrativos, y atreviéndose con historias que pueden abrir sus libros a otro tipo de lectores, más clásicos, que los que conquistó con su primer libro, y al que esta nueva novela seguramente no decepcionará.

Enrique Martín

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