La divertida y brutal honestidad de Iban Zaldua

El estado de la literatura, de la literatura en general, aunque el foco esté puesto sobre la literatura vasca, centra (Euskal) Literaturaren alde (eta kontra), el nuevo libro de Iban Zaldua. En este compendio de textos publicados en periódicos, en blogs, o leídos en actos públicos, el escritor donostiarra traslada con honestidad, claridad y humor, sus reflexiones, sus dudas, sus conclusiones, en relación al sistema literario y a la literatura. Estamos ante un conjunto de manifiestos, decálogos, artículos de opinión e incluso relatos que se detienen en aspectos diversos.

Encontramos, por ejemplo, divertidos y enjundiosos manifiestos contra la poesía, contra la literatura de viajes o contra la literatura juvenil, escritos en un tono que los completa más allá de su literalidad. Así mismo, en sus decálogos (no siempre lo son estrictamente) encontramos consejos con segundas y terceras intenciones para formar parte, por ejemplo, de la generación Erasmus (un decálogo este que se contestó en su momento y mucho, incluso dio pie al libro Orgasmus), para escribir un prólogo o una contraportada o para escribir crítica. libro-euskal

La verdad es que hay pasajes -los consejos que da para escribir columnas de opinión, por citar alguno- que no se pueden leer sin ceder a la sonrisa y sin comprender, al mismo tiempo, que algo de cierto hay: “Zutabegileak beti gogoratu behar du norberari gertatzen zaiona izugarri importantea dela (….).” Lo mismo sucede con el tridecálogo del escritor cascarrabias, especialmente divertido: “Euskal idazle erretxina beti izango da aurrenekoa zer edo zertan, euskal literaturaren alorrean: lehenengo -euskal-detectibe erretretadun, elbarri eta ilegorriaren sortzaile; zientzia fikzioaren eta nobela historiko-sentimentalaren -euskal-gurutzaketa gauzatzen pionero; harreman zoofiliko bat -euskal- poema liburu oso batean zehar garatzen aitzindari; “autobiogeografia kolektibo-minerala” generoaren asmatzaile-euskaraz-… Eta lorpen hori -nahikoa- aitortuko ez zaionez, are gehiago minduko da euskal idazlea, ezinbestean”. En todo caso, hay que subrayar que el autor ejerce también la autocrítica y que a veces, en algunos cierres de estos decálogos o artículos, admite que él tampoco andará lejos de algunos tics o posturas sobre las que ironiza.

En (Euskal) literaturaren alde eta kontra se reflexiona también sobre el supuesto buen estado de forma del cuento en el mercado literario vasco; sobre la rara posibilidad de que el éxito de ventas y la calidad literaria converjan, sobre el protagonismo de la autoficción, sobre el excesivo peso de la realidad (la realidad, no el realismo) en la literatura actual, sobre el canon, sobre la idoneidad de los criterios con los que se establecen las lecturas escolares, sobre el sistema educativo. Recuerda Zaldua que él creció con el convencimiento de que la literatura era algo importante y lamenta que aquella convicción compartida haya ido debilitándose con el paso del tiempo y a consecuencia de distintos factores. Ese desencanto se refleja en el libro, un desencanto que alcanza altas cotas de pesimismo en algunos textos de la parte final como el que, con gran elocuencia, titula Apocalypse Now.

El escritor Mikel Ayerbe señala en su también divertido prólogo que este libro quedará como testimonio del estado de la literatura vasca actual. Esos lectores futuros se encontrarán con escritores envidiosos, un tanto holgazanes, con columnistas egocéntricos, con discordias, pero, la verdad es que, si nada de eso se diera, si todo fuera más normal o ponderado,  tal vez la deserción en la República de las Letras de la que habla Zaldua sería masiva. A favor o en contra, este libro, sin duda, ofrece argumentos muy concretos y da que pensar.

Txani Rodríguez

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