Los raros. José Emilio Pacheco, el poeta y sus novelas

Fue el año de la plibro-las-batallas-en-el-desiertooliomielitis: escuelas llenas de niños con aparatos ortopédicos; de la fiebre aftosa: en todo el país fusilaban por decenas de miles reses enfermas; de las inundaciones: el centro de la ciudad se convertía otra vez en laguna, la gente iba por las calles en lancha. Dicen que con la próxima tormenta estallará el Canal del Desagüe y anegará la capital. Qué importa, contestaba mi hermano, si bajo el régimen de Miguel Alemán ya vivimos hundidos en la mierda.

La cara del Señor presidente en dondequiera: dibujos inmensos, retratos idealizados, fotos ubicuas, alegorías del progreso con Miguel Alemán como Dios Padre, caricaturas laudatorias, monumentos. Adulación pública, insaciable maledicencia privada…

Este es un fragmento de Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco. Más conocido por su extensa obra poética y periodística, que le hicieron merecedor del premio Cervantes en 2009, el mexicano José Emilio Pacheco dejó también un breve pero muy significativo conjunto de narraciones, entre ellas esta deliciosa novela corta que hoy comentamos, publicada originalmente en 1981.

Las batallas en el desierto es el recuerdo novelado del mundo de la infancia del autor en la colonia Roma, uno de los barrios más céntricos y representativos de la ciudad de México. A través de su alter ego, Carlos, un niño de nueve años en 1948, momento en que transcurre la mayor parte de la acción de la novela, Pacheco hace la crónica de un país en transición desde la revolución mexicana y la II Guerra Mundial, con todos sus traumas y decepciones todavía presentes, a la modernidad representada por la cultura pop y la avalancha de mercancías procedentes del vecino estadounidense.

El autor acumula referencias para contextualizar la época: marcas de coches, locuciones yanquis, títulos de películas o canciones, nombres de productos, alusiones a los conflictos internacionales (como esas “batallas en el desierto” entabladas entre niños de origen árabe y judío en el polvoriento patio del colegio de Carlos, emulando las que se producían en el recién creado estado de Israel); todo le sirve a Pacheco para lograr este milagro de síntesis. Para ofrecernos en menos de ochenta páginas la disolución de un mundo y la entrada en otro, tanto en el plano social como en el psicológico; porque al compás de la época también cambia la personalidad de Carlos, que a su tierna edad se enamora de Mariana, la madre de Jim, su mejor amigo, un amor de cuya imposibilidad él mismo es consciente. Vivencia intensa y amarga, con final imprevisto, que precipitará la pérdida del candor infantil de Carlos para dar paso a una dolorida pubertad.

Pacheco lo cuenta con hondura,  gracia y ligereza magistrales insertando los diálogos, coloquiales y extremadamente ágiles, en el curso de la narración. El resultado es una bellísimo evocación del primer amor y el mundo desaparecido de la infancia, de lectura absolutamente recomendable. Tusquets, en su edición de 2010, les permitirá disfrutar de esta pequeña joya titulada Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco.

Javier Aspiazu

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