B.A. Paris, persiguiendo a Patricia Highsmith

Ni la novela negra, ni la policiaca, ni la criminal, ni la novela enigma, lo que se lleva ahora es el domestic noir, un subgénero donde se encuadran historias tan cercanas en planteamiento y lejanas en logros como Perdida de Gillian Flynn o La chica del tren de Paula Hawkins. Un paso más en el convencimiento de que la vida cotidiana es apasionante. Al tratarse de una especialidad rabiosamente actual no existen autores canónicos, a no ser que consideremos una pionera en este terreno a Agatha Christie que, al fin y al cabo, contaba historias criminales en su hábitat natural, más o menos idealizado. O Hitchcock del que algunas películas (La sombra de una duda, Yo confieso o Falso culpable) podrían ser residentes en su vecindad.

El penúltimo paso en domestic noir viene de la mano de B. A. Paris, una autora debutante, hay tantos noveles aquí que parece que es algo fácil escribir esto, que presenta Al cerrar la puerta, la historia de una mujer que se equivoca a la hora de decidir que el hombre de su vida es perfecto. Esto se apunta en el primer capítulo así que no estoy revelando nada que deban ignorar hasta la página trescientos. No contaré más del argumento. Sí hablaré de la estructura de la novela que parte del presente para saltar al pasado y después irá alternando las localizaciones temporales a lo largo de la narración. Esto da algunos problemalibro-al-cerrar-la-puertas, por ejemplo que en algunos momentos el pasado sea posterior al presente del comienzo de la narración, pero la verdad es que me he puesto un poco picajoso, esto no interfiere para nada en la lectura. Parece una buena idea construir así el edificio porque permite ir acumulando los datos y seleccionándolos convenientemente para crear el suspense.

El problema, otro, es que tampoco hay grandes cosas que revelar y, consecuentemente, entre el planteamiento inicial y los acontecimientos finales se crea un enorme territorio de repetición, confección de planes, desestimación de los mismos, búsqueda de nuevas alternativas y algunos sustos. Creo que me estoy portando mal con Al cerrar la puerta. En realidad es una novela de suspense algo convencional con unos personajes estereotipados, pero que funciona desde el punto de vista emocional del lector que rápidamente toma partido a la vista de lo narrado. Lo que ocurre con este género, no obstante, es que me parece un tanto antiguo, y no solo por las referencias a Christie o Hitchcock que he hecho anteriormente, sino porque el lector ya se sabe todas las historias, salvo que uno se encuentre ante una novela de la señora Flynn, recuerden Perdida, que aprendió mucho de otra autora que ya lo contó todo, y mejor, que las recién aparecidas: Patricia Highsmith.

Sé que cito a gigantes que ya no pueden darnos más muestras de su talento, pero sus obras siguen ahí. Al cerrar la puerta es mejor que muchas novelas de la especialidad, no es que las haya leído todas pero sí bastantes, y si este es su género vaya aquí mi recomendación. Un detalle: los personajes masculinos, salvo del malo de la función, son irrelevantes, las mujeres son todas positivas, bondadosas y hasta heroicas. Es algo en lo que quizá no hubiera reparado si la historia acaparara totalmente mi atención de lector.

Félix Linares

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