Jose Inazio Basterretxea Polo y la búsqueda de la verdad

Begoñaren itzalpean se abre con una escena de amor y sexo entre un hombre y una mujer, una breve escena bien resuelta, en la que se rebela el nombre de ella, Eugenia, y se oculta el de él. Y tanto la revelación como la omisión tienen su por qué dentro de la trama que ha urdido con habilidad Jose Inazio Basterretxea Polo. Tras esa escena, llega otra que arranca el motor de la novela: una mujer muy hermosa llega al despacho de un detective que parece estar de vuelta de todo y que arrastra un pasado turbulento. La mujer, Kelem, quiere localizar a sus padres: Eugenia García (el nombre nos lleva por tanto al capítulo anterior) y Mauro Valle, a quienes no conoció. La Guerra Civil lo impidió. A partir de aquí, se alternarán dos planos temporales y dos subtramas: la de Kelem y el investigador, que se atraen desde el primer momento en el que se ven, y que se desarrolla en 1986; y otra que transcurre entre 1936 y 1942 protagonizada por un grupo de falangistas, entre los que se encuentran Eugenia y Mauro, las personas que Kelem ha señalado como sus padres.

Estamos, por tanto, ante una nueva novela sobre la Guerra Civil. Sin embargo, el punto de vista de Basterretxea no es el arquetípico. El periodista y profesor de la UPV-EHU desempolva la historia de un grupo de falangistas de Bilbao que pretenden actuar contra Franco con la ayuda de los nazis porque, atención, consideraban al dictador como un tipo blando. Begoñaren itzalpean, que tiene un título muy vinculado a distintas partes de esta historia y que resulta muy gráfico, además, huye, por tanto, de lecturas reduccionistas sobre aquellos años terribles. Las cosas no fueron blancas y negras solamente y los bandos no eran monolíticos: “Esate baterako, Garellanoko tropek, Guardia Zibilak, karabineroek, Asaltoko Indarrek eta Miñonek Bilboko Gran Vian desfilatu zuten, Errepublikaren alde, adierazteko legea bizirik zegoela Bilbon. Militar haiekin batera, errepublikaren alde lerrokatu ziren Frente popularreko zaleak, anarkistak eta nazionalistak: ANVkoak nahiz EAJkoak”.

Son, por tanto, numerosos los puntos de interés de esta novela que atiende a los claroscuros, que combina ficción e historia, y por tanto, personajes ficticios con otros históricos, como Alonso Vega, por citar alguno. Además, hay que resaltar la verosimilitud de los personajes, la alternancia de puntos de vista y la habilidad de este autor de Galdakao para la componer de escenas y articular diálogos y, sobre todo, para mantenernos pegados a esta historia con un final que quizás algunos lectores puedan vislumbrar.

Txani Rodríguez

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