Rivera Letelier, del costumbrismo social a la novela negra

Asegura Rivera Letelier que él no lee novela negra, que no le interesa, que eso de los detectives y sus investigaciones no tienen ningún atractivo para él. Pero ¿acaso no ha escrito una novela negra en La muerte es una vieja historia? Pues sí, evidentemente esta es una novela casi canónica con detective que tiene ayudante y al que le encargan trabajos más o menos sucios y que tiene que investigar sin demasiado entusiasmo porque vive de esto. ¿Dónde está el truco? Pues vamos a interpretar que en su afición a las novelas de Raymond Chandler que, ya se sabe, era un tipo poco interesado en la intriga y en el desarrollo estrictamente detectivesco de sus novelas, pero que se moría por las atmósferas turbias y por las frases contundentes.

Tiene gracia todo eso y ayuda al malditismo del autor, que tiene una biografía tormentosa, y al éxito de sus novelas, pero para conseguir esto no hacía falta arrimarse a un género que se desprecia. Y me parece que ambos, Chandler y Rivera Letelier lo hacen. Pero no estamos aquí para discutir estas cosas, sino para juzgar la novela. El veredicto es rápido: La muerte es una vieja historia es un magnífico texto desde todos los puntos de vista. Es un hermoso homenaje a Chandler y a aquellos que piensan como él, tiene unos excelentes personajes sacados a medias de las novelas de género y de los tipos locales de Antofagasta, región de Chile donde transcurren las novelas de este autor, hay mucho color genérico en las cosas que rodean al protagonista y en las aventuras que le tocan vivir y hay, naturalmente, bastantes de las frases por las que Chandler mataría y que tan bien le salen a este autor.

Como en cualquier novela negra que se precie hay encargos, vigilancias, observaciones de la realidad, algún altercado, discusiones entre el detective y su ayudante, sorpresas y giros de la acción, pero también hay una revisión irónica del género que se hace a estas alturas absolutamente imprescindible para enfocar los nuevos tiempos. Para ser un tipo que desprecia la especialidad parece que le tiene muy bien cogida la medida. Pero, sobre todo, Hernán Rivera Letelier es un magnifico escritor y proporciona, como siempre, como en sus novelas más políticas y sociales, incluso en algunas alucinadas, un ejemplo de cómo se debe escribir. Y encima es tremendamente divertido. Y aún mas, anuncia una trilogía con estos personajes, así que el entretenimiento, y todo lo demás, está asegurado. Son pues, buenas noticias, alégrense. La novela negra es un género tan fuerte que triunfa incluso cuando lo escriben aquellos que lo menosprecian.

Félix Linares

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