Saqué mi teléfono del bolsillo decidido a llamar, pero entonces vi que tenía un Whatsapp. Era de mi grupo del mus, Txomin nos convocaba para jugar esa misma tarde y de paso nos enviaba el enlace a una página de noticias falsas muy divertidas. Recordé que mi hijo es muy aficionado a esas bobadas y decidí mandárselo por correo electrónico. Entonces vi que en la bandeja de entrada tenía un mensaje urgente del curro. Me pedían un teléfono que yo tengo en la agenda… Me dirigí a buscarlo y entonces vi el aviso: era el cumpleaños de mi cuñado. Joder, volví al Whatsapp para felicitarle, que él nunca se olvida de mi cumple…
Total, que para cuando llegaron los bomberos, yo ya estaba muerto.
Roberto Moso