Estados Unidos se hunde y Lionel Shriver lo sabe

Proponía Robert A. Heinlein que los escritores de ciencia-ficción no se   empeñaran en explicar sus universos, que debería bastar con introducir en la narración elementos sorprendentes demostrativos de que las cosas en ese mundo no eran como las conocemos en este. El ejemplo utilizado era “la puerta se dilató” en lugar de ”se abrió”. Parece que Lionel Shriver, famosa por haber escrito Tenemos que hablar de Kevin y un montón de novelas menos conocidas, se aplica la lección del maestro y empieza esta novela con la frase: “Te he dicho que no puedes lavarte las manos con agua limpia”. Es evidente que estamos en otro tiempo u otro lugar del aquí y ahora.

El título ya lo deja claro: la acción transcurre entre 2.029 y 2.047, aunque en realidad se extiende un poco más en las últimas páginas. Pero es importante la fecha de inicio porque es el centenario del comienzo de la gran depresión, aquella que sumió al mundo en un caos del que quizá todavía no hemos salido. Efectivamente en esa fecha el mundo está metido en otra crisis: los Estados Unidos ya no son los reyes del mundo, de hecho el dólar es una moneda residual (que ocurra con un presidente latino quizá sea un detalle racista o simplemente malintencionado), las fortunas se han evaporado, el gobierno requisa todo el oro que los ciudadanos atesoran, la gente pierde sus empleos y sus casas y la vida entra en una fase catastrófica.

Los Mandible representan a la típica familia estadounidense: un abuelo nonagenario muy rico y su joven esposa, lo es para él porque tiene “solo” setenta años, atrapada por el Alzheimer, hijos y nietos bien colocados en empleos bien remunerados y con proyección social, menos una rama familiar sumergida en las zonas bajas de la clase media, algunos bisnietos adolescentes que ven como el universo se desmorona y son los únicos que lo aceptan porque no han tenido tiempo de acomodarse a esos lujos relativos que la vida ofrecía hasta esa fecha. Y a partir de ahí Shriver va desgranando el cúmulo de desgracias que sufre esta familia, la pérdida de su sistema de vida, como van juntándose todos en una casa, la de la rama más pobre de la familia, y ven como de repente hasta la higiene se convierte en un problema cuando los supermercados se ven desabastecidos y la inflación se come sus ahorros en pocos días.

Los tres primeros cuartos del libro se estiran a lo largo del desastre de tres años, hasta 2.032 y la parte final la destina la autora a contar lo que ocurre al final de la década de los cuarenta cuando algunos de los protagonistas se ponen a buscar los Estados Unidos de Nevada, una zona independiente en el medio oeste de Norteamérica. Uno de los mejores hallazgos de la novela está en la datación de los momentos en que se abre el abismo para las cosas que conocemos. Por ejemplo que el papel impreso, periódicos y libros, desaparecerá, desapareció para los personajes de este libro, en 2.024. No parece que le preocupe demasiado a la escritora que pueda fallar estrepitosamente en sus predicciones porque la intención es otra.

Quizá estaba pensando Shriver es escribir la gran novela americana del futuro porque su estilo es, evidentemente, el de los novelistas mayores actuales (Franzen y compañía) que, para contraponer su prosa a la de los best-sellers que acostumbran a trascurrir a un ritmo rápido  adopta un tono mas reposado y estructura la novela en escenas muy largas donde las explicaciones sobre la situación llega mas por las eternas conversaciones que por textos explicativos. Quizá aquí se aproxima a los escritores de best-sellers, cuyos lectores muestran mas entusiasmo por los diálogos que por la narración. Con todo Los Mandible. Una familia: 2.029 – 2047 es una novela muy interesante no solo en su planteamiento sino también en su desarrollo. Otra cosa es que nos guste el futuro que anuncia.

Félix Linares

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