El poema. Murilo Mendes, brasileño

Mi lengua rompió mi pelo delicado 

hasta erizarte los huesos 

de esas piernas tuyas 

que invenciblemente me abrazaron. 

Y el hombre del taxi volandero 

que arrasaba las calles 

buscando un hotel 

se fue de los espejos despreció los silbatos los semáforos 

eligió otros rumbos y a la puerta de su casa nos puso exactamente. 

Ah Erótica mía 

recuerdas que bajamos 

repletos de música y zumbidos 

tú ibas saltando en un zapato mío 

yo tenía en el pecho tu suéter de miel. 

El señor del taxi 

nos trajo dos copas amarillas de ron: 

después que bebimos 

supo desnudamos con un gesto 

de hambre global. 

Erótica mía 

nos condujo a su cama 

de ropas alteradas 

periódicos cenizas cuerpo en soledad. 

Y así fue Erótica mía 

que ejercimos nuestra esgrima inevitable 

en aquel territorio 

sin noche ni sol. 

El señor del taxi observaba la espuma furiosa 

que rompía las puertas 

y rasgaba la pared. 

Nos esperó sentado 

en su barco de ruedas 

como un almirante 

besado por el mar. 

El poeta de hoy es un brasileño llamado Murilo Mendes. Nació en Brasil en 1901 y falleció en Lisboa 74 años después. Fue un poeta modernista, que comenzó a escribir sus poemas en los años 20 del siglo pasado, a pesar de que la literatura nunca fue su modus vivendi. Él era un funcionario que trabajó en diferentes menesteres, hasta que se marchó a Roma a vivir en 1957 donde impartió clases de literatura brasileña. Fue uno de los grandes poetas brasileños, publicó muchísima poesía, y también escribió muchos artículos relacionados con las artes plásticas.

Goizalde Landabaso

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *