El Tocho. El mundo ancho y ajeno del peruano Ciro Alegría

“¡Desgracia!

Una culebra ágil y oscura cruzó el camino, dejando en el fino polvo removido por los viandantes la canaleta leve de su huella. Pasó muy rápidamente, como una flecha disparada por la fatalidad, sin dar tiempo para que el indio Rosendo Maqui empleara su machete. Cuando la hoja de acero fulguró en el aire, ya el largo y bruñido cuerpo de la serpiente ondulaba perdiéndose entre los arbustos de la vera.

¡Desgracia!

Rosendo guardó el machete en la vaina de cuero sujeta a un delgado cincho que coloreaba sobre la delgada faja de lana y se quedó, de pronto, sin saber qué hacer. Quiso al fin proseguir su camino pero los pies le pesaban. Se había asustado…

Así comienza El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría. Editado en 1941, cuando su autor contaba apenas 32 años, este gran clásico de la literatura peruana fue la obra maestra de Ciro Alegría, que salvo un libro de cuentos, no volvió a publicar más el resto de su vida. Un cuarto de siglo en el que trabajó en diversos países como profesor y conferenciante, y que, de alguna manera, estuvo absorbido por las repercusiones de esta novela que hoy comentamos, cumbre del llamado “movimiento indigenista”.

Ciro Alegría era hijo de terratenientes y, por tanto, conocía de primera mano el tema que abordaba. El mundo es ancho y ajeno describe la vida cotidiana de los indios de la comunidad de Rumi, pequeña localidad enclavada en los Andes peruanos, dedicada al trabajo de la tierra. Son muchos los retratos memorables que nos ofrece esta gran novela coral, pero sin duda el más destacado y entrañable es el de Rosendo Maqui el anciano alcalde de la comunidad, al que sus paisanos han reelegido durante décadas por su honradez y buen sentido. Él y sus convecinos de Rumi verán trastocada su existencia cuando el terrateniente Don Alvaro Amenábar decida arrebatarles sus tierras. A partir de ahí la odisea de los comuneros de Rumi se convierte en el arquetipo de la resistencia indígena frente a los hacendados blancos.

La ambición narrativa de Ciro Alegría es inmensa, pues no solo relata el expolio al que son sometidos los indígenas, que al fin pierden el tramposo litigio entablado por el terrateniente, sino que, además, muestra su terrible consecuencia: la disgregación de la comunidad. Algunos indios más jóvenes y animosos buscarán nuevas formas de vida y acabarán esclavizados en las explotaciones del caucho, otros enfermarán trabajando en las plantaciones de coca y solo los más afortunados, como Benito Castro, podrán volver a la comunidad, tras un sinfín de penalidades, para liderar el último intento de resistencia.

Por la presencia de un narrador en tercera persona que, de vez en cuando, interviene en el relato, estamos ante una novela de hechura clásica, pero dicho en el mejor de los sentidos, porque esta es una obra magnífica, poderosa, apasionante, de las que suspenden el ánimo y crean adicción. La destrucción de las comunidades indígenas, que sigue produciéndose casi de la misma forma en la actualidad, nunca fue mejor contada que en El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría, disponible en Alianza Editorial.

Javier Aspiazu

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