Paco Roca y la sabiduría del hombre en pijama

El dibujante valenciano Paco Roca, uno de los autores imprescindibles de la última década, nos ha alegrado la vuelta al trabajo después de las vacaciones de verano con la tercera y última entrega de su serie protagonizada por “el hombre en pijama“, es decir, por él mismo. En 2011 fueron Memorias de un hombre en pijama, en 2014 Andanzas de un hombre en pijama y el círculo lo cierra Confesiones de un hombre en pijama, editada como las anteriores por Astiberri y presentada el pasado 8 de septiembre en Bilbao junto al autor por el gran Kike Martín. Las historias, publicadas en su mayoría en El País Semanal, son un reflejo de la personalidad y el pensamiento de Paco Roca, enfrentado tanto a los pequeños problemas cotidianos como a las grandes cuestiones que afectan y que, incluso, ponen en riesgo el futuro de la humanidad.

El hombre en pijama, Paco Roca en pijama, es la imagen del sueño cumplido, el dibujante que logra vivir de su profesión y lo hace trabajando cómodamente en su casa. Y es al calor del refugio hogareño donde nuestro autor le da vueltas a lo que ocurre en su entorno. Con sencillez sólo aparente Paco Roca habla de la deuda de los países, de las desigualdades sociales, del pequeño grupo de personas que acumula gran parte de la riqueza del mundo, de la habilidad de los bancos para mantenerte siempre atado o del negocio de la poderosa industria farmacéutica. Cuestiones globales que el hombre en pijama analiza de forma breve pero incisiva, situándose él mismo como víctima o como perplejo observador.

Y otro aspecto relevante de la serie es la exposición sin complejos que Paco Roca hace de sus torpezas, temores y debilidades, un muestrario cotidiano con el que, inevitablemente, nos sentimos identificados. Cómo no hacerlo ante esa tecnología que avanza mientras no hemos conseguido aún descubrir el funcionamiento de nuestro smartphone que ya se ha quedado antiguo. O las dudas que se tienen cuando uno debe hablar en público. O la incómoda sensación de no recordar el nombre de una persona que te saluda afectuosamente. Y Paco Roca se atreve también con cuestiones tan complicadas como llevar a su hija a jugar al parque o el encuentro casual con un amor platónico de infancia y juventud en el escenario quizá más inoportuno.

Son cosas que, más o menos, nos han pasado a todos y que podrían parecer demasiado vulgares para hablar de ellas pero, como dijo Paul Auster en una de sus novelas y Paco Roca nos lo recuerda, “las cosas le pasan a quien sabe contarlas“. Huelga decir que Paco Roca sabe, y por ello disfrutamos tanto con sus obras. Confesiones de un hombre en pijama es la última de ellas. No os la perdáis.

Iñaki Calvo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *