Charles Cumming, la renovación de la literatura de espías

Esta es una novela de espionaje, ese género que tan poco interesa, porque los lectores se han creído aquello de que una vez desaparecida la guerra fría los argumentos para sustentarlo son escasos. Basta, no obstante, una mirada a la actualidad internacional para desenmascarar tal falacia. Algunos autores siguen trabajando en los dos grandes bloques que componen la especialidad: el agente 007 y sus epígonos (de Bourne a Ethan Hunter) y los hijos de Smiley, que ahora vuelve a la narrativa en la anunciada próxima novela de John LeCarré, es decir los protagonistas de las últimas intrigas de Len Deighton y Alan Furst. Afortunadamente hay savia nueva y nombres que tendremos que aprendernos. Cumming es uno de ellos.

Veamos lo que dice la sinopsis de En un país extraño: al departamento correspondiente de la inteligencia británica llega una nueva jefa. Pocos días antes de incorporarse desaparece. Entonces, con el tiempo poniendo en dificultades a las vacas sagradas del ministerio se recurre a un agente que había sido separado del servicio por sobrepasar algunos límites en una misión en Oriente. De manual. Pocas veces habremos visto más tópicos en tan pocas líneas. Es cierto que la narración ofrece puntos interesantes al comienzo, apuntes de enigmas que serán desentrañados más adelante: un misterioso asesinato, una historia romántica hace mucho tiempo, pero después, ya digo, las escenas habituales de captación del agente protagonista y la puesta en marcha del operativo con la eficacia y profesionalidad que uno espera de un héroe, no son nada sorprendentes.

Afortunadamente ahí acaba todo lo que de convencional tenía esta novela que ofrecer. Los caminos de la investigación están llenos de situaciones originales y de personajes atípicos que parecen ofrecer resistencia a las inevitables escenas de vigilancia y acción porque parece que estamos ante un asunto amoroso y algo casposillo. No voy a contar más, que las novelas de espionaje tienen su intriga y el lector tiene derecho a ir descubriendo la solución a los misterios. Pero si diré, insisto, que En un país extraño es una novela razonablemente diferente a las que acostumbramos a encontrarnos en este género, que, al mismo tiempo, no renuncia a las señas de identidad y que el señor Cumming escribe lo suficientemente bien como para que el lector se sienta gratificado con su lectura.

He aquí un hallazgo. A nada fan de la especialidad que sea usted no debería dejar pasar la oportunidad de leerlo. Y además van a hacer serie televisiva. Adelántese a sus amigos. Cuando le digan que la están viendo siempre pueden recurrir al clásico: el libro es mejor. Aunque en la serie salga Colin Firth que, por cierto, se está convirtiendo en una caricatura gracias a Kingsman. Dicho queda. Aunque duela.

Félix Linares   

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