Uxue Alberdi y la vida de Jenisjoplin, una entre nosotros

Jenisjoplin, así dicho, todo seguido, es el título de la segunda novela de Uxue Alberdi, que ya había publicado con anterioridad Aulki-jokoa, y los libros de cuentos Aulki bat elurretan y el cortazariano Euli-giro.  En esta historia la protagonista es Nagore Vargas, una joven de veintiocho años, que vive en Bilbao -corre el año 2010- y trabaja en una radio libre, minoritaria, que de un día para otro cobra una importancia inusitada. ¿La causa? Acusan al medio de colaborar con ETA y la emisora pasa a convertirse en “la radio de Segi”. Jenisjoplin arranca, por tanto, con un punto de tensión: ella y sus compañeros, Karra, Irantzu y Luka, viven a la espera de que les detengan.

Bien, pues ese es el punto de partida, ese tenso compás de espera, pero la novela tiene casi 300 páginas y la narración avanza y también retrocede en el tiempo y abarca numerosos temas. En la mirada al pasado, nos encontramos con la convulsa sociedad vasca de finales de los ochenta y principios de los noventa. Los padres de Nagore, modernos, de la movida, digamos, se ganaban la vida con los bares, y entre bares y mudanzas criaron a su hija. Alberdi incluye muchos detalles en la recreación de aquellos ambientes y la novela despliega verosimilitud y cierto tono de confidencia que le permite reflexionar, por ejemplo, sobre la diferencia de clase: “Ez nintzen kmtra egitera ausartu, baietz egin nion buruaz, nire baitan taxuzko euskaldunak nor ziren argi neukan arren: ikastolakoak, arratsaldeetan solfeora, euskal dantzara eta ingeleseko partikularretarajoaten zirenak, azoka txikiko  arroparik ez zutenak, eskolarteko kiroletan makinaz inprimaturiko letra dotoredun elastiko eta galtzamotz uniformatuak zerabiltzatenak; ez guk bezala. (…) Aitarentza ez beste guztientzat, esukaldunak haiek zirenak: Lasalden bizi ez zirenak, besteak”.

Hacia adelante, la novela aporta elementos fundamentales: hay un acontecimiento que lo va a cambiar todo, lo va a llevar todo a una dimensión distinta, pero también nos encontraremos con una hermosa historia de amor, con el fortalecimiento de los vínculos familiares de Nagore, con lecturas y relecturas de la lucha social y el conflicto vasco.

Jenisjoplin, -que es la forma en la que el padre de Nagore se refiere a ella- abarca por tanto una historia social, o mejor dicho, muchas historias sociales, y una dramática historia personal. Al cerrar el libro, tuve la sensación de que pesan más los elementos humanos, digamos, que los conflictos políticos o sociales. Por eso quizás, emocione la historia concreta, porque no encontramos con un personaje creíble, el de Nagore Vargas, fuerte y frágil al mismo tiempo, que nos mostrará cómo ve ella el mundo.

A pesar de todos los temas que aborda, Janisjoplin, al fin y al cabo, es una canción de amor a la vida; una canción con mucho rock&roll.

Txani Rodríguez

 

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