El rinoceronte, el poeta Pessoa y el novelista Barrero

El profesor Eduardo Espinosa es un hombre entregado al estudio de la obra de Fernando Pessoa. Cada año, viaja a Lisboa, donde a menudo es requerido para participar en congresos o ponencias especializadas.  Se trata sin duda de un personaje libresco que, sirva el dato, “jamás había sentido la necesidad de disponer de una compañía femenina”. Su devoción por el genio luso es tal que cuando se declaró el terrible incendio de 1988, Espinosa que estaba en su casa en Madrid exclamó: “Me están quemando a Pessoa”.

Bien, pues este estudioso de apariencia gris y costumbres fijas, viaja de nuevo a Lisboa en agosto de 2015 porque ha sido reclamado por quien considera su maestro, el profesor Gonçalves, quien le apremia a visitarle pero no le dice para qué quiere verle. Espinosa baraja distintas hipótesis mientras pasea por una Lisboa estival y atestada de turistas. Piensa que tal vez la respuesta sea un doctorado honoris causa, una invitación para formar parte de algún club de sabios de estudios pessoanos, un requerimiento para participar en la edición de unas obras completas que sin duda habrán de ser monumentales. Sin embargo, la razón por la que Gonçalves desea verle en Lisboa va mucho más allá y enlaza con la pregunta que recorre la novela: ¿Quién fue realmente Fernando Pessoa? ¿Quién fue ese genio que creo nada menos que 72 heterónimos? ¿Quién ese Pessoa que fue también Ricardo Reis, Álvaro de Campos o Alberto Caeiro? La respuesta que encierra esta novela es sorprendente.

El rinoceronte y el poeta juega con la idea de buscar un paralelismo entre aquel animal exótico que desembarcó en 1515 en el puerto de Lisboa, Pessoa y el protagonista de la novela; sin duda, lo que les une es que los tres resultan extraños a su tiempo, a sus circunstancias.  Y más allá de los aspectos ceñidos a la trama, Miguel Barrero ofrece en este trabajo una guía de Lisboa, un resumen de sus acontecimientos históricos más importantes, entre los que no puede faltar la batalla de Alcazarquivir, en la que moriría el rey Sebastián I, y que dio pie al sebastianismo, un movimiento místico-secular que propagó la leyenda de que el rey seguía vivo, y solo esperaba el momento de volver. La espera, que alcanza ya siglos, se volvió poética y filosófica, y fue glosada por el propio Pessoa. La Revolución de los Claveles es otro de los momentos que se rememoran en este libro, repleto de historias increíbles, hermosas.

El rinoceronte y el poeta es un libro que resultará delicioso a los enamorados de Lisboa, de Pessoa y de la literatura; se trata de un trabajo serio, firmado por un escritor de treinta y siete años, que se ha apartado de la corriente autorreferencial que tanto significa a su generación, para crear una obra que, en estos tiempos, también tiene algo de exótico rinoceronte.

Txani Rodríguez

 

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