Las maternidades de Mónica Crespo

Las madres secretas es el sugerente título de la ópera prima de Mónica Crespo. La autora de Bergara despliega en esta colección de relatos un amplio catálogo de situaciones relacionadas con la maternidad. No se trata, ya lo digo, de un alegato en favor de la maternidad, ni de un manifiesto en contra. Así, nos encontramos con niños asesinos -es el caso de El instinto, uno de los mejores cuentos de la colección-, con madres infieles, y con madres entregadas, con mujeres que ven en la cuidadora de sus hijos una amenaza; nos acercamos a la culpa de una madre que mató a uno de sus hijos, al dilema que puede suponer cuidar de la familia o seguir con la carrera profesional, a la maternidad subrogada, o incluso al hecho de que sea un hombre quien se quede embarazado. En ocasiones, el foco de la narración se mueve de la madre al hijo, como sucede en el relato No expliques tu vida a nadie, protagonizado por una chica de padre desconocido a quien su madre abandonó: “¿Habrá un lugar al que van los padres desconocidos? Como el limbo de los niños muertos o un lugar donde se pierden porque son desconocidos ¿y nadie los reconoce? Los hijos de padres desconocidos sí vamos a un lugar.

Además de personas enfrentadas a muy diversas circunstancias, este volumen en el que el instinto es un tema importante, los animales tienen también protagonismo. Destaca, de hecho, el relato que abre el libro, Gamunia, protagonizados por un ciervo y una leona. Los cuentos se mueven entre la cotidianidad, en la que se enmarca la mayoría de textos, y planos más simbólicos, como el que se advierte en Cadena de Ave, una alegoría inquietante. Del realismo al impresionismo, Crespo propone un itinerario de distintos registros, en el que, en todo caso, siempre se advierte la mirada de esta autora que, sin duda, conoce las técnicas narrativas.

La propia escritura está también presente en estas páginas: “Escribir es así, estar dentro y fuera. Estar dentro de uno mismo y salir de uno mismo; tratar de leer la realidad, zambullirse y volver a respirar”. La lectura de este libro, -la lectura en sí-, puede guardar similitudes con esa reflexión: entrar y salir de vidas ajenas. Sin duda, hay vidas e historias en estos cuentos llenos de ideas, pendientes de la forma, pero comprometidos con el noble afán de querer contarnos algo.  Y se agradece.

Txani Rodríguez

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