El comictario. Rosa de La Habana, genuínamente cubano

La Habana, año 1958. La dictadura de Fulgencio Batista agoniza y en Cuba sólo la capital mantiene el clima de violencia y corrupción que ha caracterizado el mandato del militar golpista. A esa ciudad caótica, con la policía al servicio de los delincuentes y donde las prostitutas y sus chulos campan a sus anchas, llega Segundo, un músico santiagués que actúa en el local de su primo, La bodega de los cinco quilos. Segundo tiene talento y quiere grabar un disco, pero en La Habana todo el mundo gasta su tiempo y dinero en negocios ilegales, sexo y alcohol, sabedores de que el régimen está acabado y llega la Revolución. Un buen día, Segundo ve a una mujer que le fascina, morena, con un lunar bajo el ojo derecho y curvas de escándalo. Se enamora de inmediato pero ella, conocida como Rosa de Francia, es una prostituta enganchada al alcohol y a su chulo, Berto, un tipo peligroso rápido con los puños y con la navaja.

Por supuesto, no hay final feliz, no puede haberlo en una historia de género negro que se precie, pero algo tan evidente no quita valor a este cómic bien narrado, con hermosas viñetas en blanco negro y que, además, tiene un atractivo añadido: sus autores son cubanos de La Habana, el dibujante Alexander Izquierdo y la guionista Duchy Man Valderá. Ambos creadores cuentan con una sólida carrera artística en su país y han participado en varias exposiciones antológicas realizadas en Bélgica, pero este álbum, Rosa de La Habana, publicado originalmente en Francia, es su debut en el mercado del cómic europeo. Una historia de amor imposible, en un escenario singular y con una bella banda sonora, a base de canciones de maestros cubanos del son y la trova como Miguel Matamoros, Oscar Hernández o Rodrigo Prats. Están detalladas al final del álbum, y es muy recomendable su lectura escuchando esos temas de fondo. Porque de música sí, pero poco sabemos del cómic cubano, aunque haberlo, haylo.

Según la guionista Duchy Man Valderá, en la isla “hay un alto nivel de dibujantes, pero aún existe el prejuicio de que las historietas son para niños y las editoriales no arriesgan con cosas innovadoras, adultas“. Vamos, igualito, igualito que en nuestro entorno más cercano hace apenas tres décadas. Ojalá que Rosa de La Habana ayude al despegue del cómic cubano. Un hermoso álbum publicado en castellano por la editorial Ponent Mon. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo

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