El comictario. La Guerra Civil de Hernández Palacios

Poco después de la muerte del dictador Franco, el editor alavés Ernesto Santolaya fundó la editorial Ikusager y decidió publicar cómics que abordaran la Guerra Civil sin la carga ideológica de la dictadura, cuarenta años a lo largo de los cuales los vencedores falsearon la Historia con alevosía y renglones torcidos. En su afanosa búsqueda de autores para ese empeño, Santolaya encontró al veterano dibujante madrileño Antonio Hernández Palacios que, después de años dedicado a la publicidad, había creado para la revista Trinca la serie del Oeste Manos Kelly, una saga histórica sobre la vida del Cid y varios relatos bélicos bajo el título de La paga del soldado. Poseedor de un estilo potente y barroco, que le llevó a triunfar en Francia con la serie McCoy, Hernández Palacios contaba además con la baza de la memoria, pues combatió en las filas republicanas. Aceptó el desafío de contar en imágenes lo que vivió en el frente de guerra, y hacerlo además en color, como contraste a un conflicto narrado siempre en blanco y negro.

Hernández Palacios diseñó una historia larga con dos protagonistas principales, el miliciano Eloy y el gudari Gorka. Ambos saldrían vivos de la derrota y continuarían su lucha contra el fascismo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Ese era el plan inicial, pero el proyecto se quedó en cuatro álbumes, dos de Eloy y dos de Gorka, un material de primera categoría que ahora, casi cuarenta años después, está recuperando la editorial Ponent Mon. Los dos álbumes de Eloy, Uno entre muchos y Río Manzanares, han sido recopilados en un integral que añade un completo prólogo del historiador militar José Manuel Guerrero Acosta. En las páginas maravillosamente dibujadas por Hernández Palacios encontramos a Eloy, un hombre común enfrentado al horror de la guerra, un ser humano que dispara, corre, salta, se esconde, come lo que puede y duerme lo que las bombas y las balas enemigas le permiten. A su alrededor se desarrolla el gran drama, un país roto y enfrentado en el que las tropas rebeldes que se han alzado contra la República tratan de ganar por la vía rápida una guerra que durará tres largos años.

Eloy interviene en los infructuosos intentos republicanos para  conquistar el Alcázar de Toledo y forma parte de la férrea defensa de Madrid ante el asedio y los ataques de los sublevados. El cómic se queda ahí, suspendido en el tiempo, pero todos sabemos cómo terminó la guerra y sus desastrosas consecuencias. Y asumimos el objetivo de Antonio Hernández Palacios, contar fielmente lo que ocurrió para que nunca más vuelva a suceder algo así. Después de los resultados electorales en Andalucía y el amenazante resurgir de la ultraderecha, fortalecer la memoria histórica y leer obras como este cómic, Eloy, se convierten en algo urgente y necesario. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo

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