John Connolly recrea los cuentos tradicionales

Supongo que no es necesario presentar a John Connolly porque es un autor de marcada personalidad y creador de una serie que cualquier lector mediado debería conocer: la del detective de lo sobrenatural Charlie Parker, apodado, como no podía ser de otra manera, Bird. Connolly no solo escribe sobre este personaje, ha publicado un par de volúmenes de cuentos, algunas novelas juveniles en colaboración, y otros trabajos variados que no le encajan totalmente en las andanzas de Bird. Y luego tiene rarezas como este El libro de las cosas perdidas. Es cierto que en algunos de sus relatos ya ha experimentado con la metaliteratura, como en la serie que ocurre en una misteriosa biblioteca donde van a parar los libros, y los personajes, que van pasando a la historia.

En El libro de las cosas perdidas nos propone una indagación en los cuentos populares a través de un niño, un preadolescente, que en plena II Guerra Mundial, ve como su mundo va cambiando con la muerte de su madre, con la aparición de una madrastra, ese personaje tan de cuento, y con los cambios de localización que le imponen las bombas alemanas. Bueno, lo cierto es que en ese nuevo mundo, un día descubre un acceso a otro universo, un lugar repleto de reyes, princesas, caballeros, elfos, lobos, torres rodeadas de espinas y espíritus malignos, entre otros seres convencionalmente adscritos al universo de los cuentos que conocemos como infantiles. La narración a partir de ese momento es un catalogo de lo que todos conocemos, pero tratado de diferente manera porque el personaje protagonista va haciendo una curiosa mezcla entre las narraciones convencionales y su propia situación.

Comprenderéis que el resultado es espectacular porque Connelly escribe muy bien y tiene una narrativa verdaderamente impecable. Así que aquí hay aventuras, emoción, algo de terror, fantasía a raudales y personajes reconocibles. Impecable. El volumen contiene sin embargo otros materiales que casi hacen duplicar su longitud. Por una parte tiene una serie de ilustraciones muy irregulares, obra de Riki Blanco. Algunas son buenas, otras mejorables y otras que empeoran directamente el producto. La de la portada es muy buena. Además tenemos dos cuentos ambientados en ese universo, una especialmente escrito para esta ocasión. Punto positivo, aunque en realidad son dos versiones de cuentos conocidos, esas que también aparecen a lo largo de la narración. Después aparece una entrevista al autor donde este cuenta por qué y como ha escrito el libro, algo que quedaría bien en un periódico o una revista pero que no acaba de encajar aquí.

El plato fuerte de los extras lo ocupa un análisis de los cuentos originales en los que se ha basado, muy documentado, muy detallado, con aportaciones sobre sus orígenes, los diferentes autores, las diversas versiones y la más conocida de ellas plasmada en esas páginas. Lo que parece una buenísima idea acaba convertido en algo innecesario cuando, por ejemplo, se incluyen dos versiones prácticamente iguales de La bella y la bestia. Vamos, que una pocas páginas menos nos habrían hecho más felices. Por lo demás un libro de John Connolly es siempre un regalo. Si se encuentran con uno no se lo piensen dos veces, háganse con él. Y habrán entrado en la secta de adoradores de este autor, gente que no puede salir de ella, pero que obtiene a cambio grandes satisfacciones.

Félix Linares

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