Comictario. Las nuevas historias del viejo Palomar

Los clásicos nunca mueren, y hasta cuando se reeditan son noticia. Es el caso de Nuevas historias del viejo Palomar, una novela gráfica en la que el gran Beto Hernández vuelve al pequeño pueblo surgido de su mente prodigiosa y nos explica detalles de la vida de varios de sus habitantes. Palomar se ubica en algún lugar de Centroamérica, probablemente en México, y por sus polvorientas calles hierve la vida y sufren, gozan, lloran y ríen un grupo de personajes extraordinarios. La vida corre por Palomar como la sangre por las venas, y cuando nos sumergimos en la lectura hay algo que nos atrapa y nos convierte en parte de un ambiente muy especial, que solo se consigue aplicando con naturalidad las leyes del realismo mágico. Ese hallazgo literario de Gabriel García Márquez y otros grandes escritores latinoamericanos forma parte indisoluble de la historia y las historias de Palomar.

En este pequeño pueblo pasan muchas cosas, y los fantasmas, los fenómenos extraños y misteriosos experimentos científicos sacuden durante breve tiempo la existencia de sus habitantes, que asumen con naturalidad todo lo que ocurre y siguen adelante con sus preocupaciones cotidianas. Con su dibujo inconfundible y en un blanco y negro ideal para retratar cada historia, Beto Hernández nos ofrece retazos biográficos de varios protagonistas de su gran culebrón. Asistimos a los primeros pasos de Tonantzin y Gato, y conocemos situaciones vividas por Luba, Heraclio, Pipo, Carmen y Chelo, la sheriff, una mujer llena de fortaleza y en la que todos confían para que solucione los problemas de la comunidad, tanto los cotidianos como los más intrigantes. Y esto es así porque en Palomar las mujeres mandan y ordenan, son el sexo fuerte en comparación con los hombres, apocados y simplones, de discurso muy básico y escasas habilidades.

Una historia en la que lo masculino es secundario, salvo en la edad infantil, cuando niños y niñas comparten vivencias y forman parte de un mismo mundo, sin discriminaciones ni egoísmos. Volver a Palomar es algo que los lectores necesitamos y agradecemos, un retorno a ese lugar especial que nos estimula y del que guardamos bellos recuerdos. Todo un placer la relectura de estas Nuevas historias del viejo Palomar, cómic de Beto Hernández que, como siempre, publica en castellano Ediciones La Cúpula. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo

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