Amar las librerías, alabar a Kaouther Adimi

Nuestras riquezas. Una librería en Argel es un libro delicioso que desprende un conmovedor amor por los libros. La autora, Kaouther Adimi, nacida en Argel en 1986, pero afincada en París, cuenta la historia de Las Verdaderas Riquezas, una librería abierta en 1936, en la calle Hamami, antigua calle Charras, por Edmnont Charlot. “Será una biblioteca, una librería, pero será sobre todo un lugar para los amigos que aman la literatura y el Mediterráneo. Apenas instalado y ya me siento ebrio de felicidad. He empezado a conocer a los vecinos, a los comerciantes, a los camareros. Estos son los nuevos personajes de mi universo”, escribe Charlot en su diario.

En los años 90, el estado argelino la incautó y pasó a ser un anexo de la Biblioteca Nacional. Abdallah, un humilde funcionario que no pudo ir a la escuela, pide que le destinen allí tras enviudar, y allí permanecerá incluso después de su jubilación porque el gobierno parece haberse olvidado de él y no envía un sustituto. “Incapaz –leemos- de abandonar el local y no teniendo nada que hacer ni lugar adonde ir, se quedó allí sin quejarse ni decir nada a nadie”. Y allí siguió, instalado en el pequeño altillo del local donde ha dispuesto un colchón, un hornillo y un frigorífico, regentando aquel espacio lleno de libros al que ni él ni los vecinos del barrio dejaron nunca de referirse como “la librería”. Sin embargo, un día llega una comunicación del Ministerio de Cultura en la que informan de que la librería/biblioteca va a ser vendida a un comprador privado, que, pronto lo sabremos, planea vender buñuelos en ese mismo local. Para vaciarlo, llegará de París Rayd, un ingeniero en prácticas, que no ama los libros, pero que no se muestra del todo insensible al legado impresionante de esa librería frecuentada en su momento por autores como Albert Camus, que publicó precisamente allí su primer texto cuando era un autor desconocido.

La historia de la librería, que bregó con el desabastecimiento y la censura, primero, y con la apatía del sistema, después, y la de las personas que han estado vinculadas a ella es también la historia de Argel, de un Argel colonizado por los franceses, primero; después del Argel de la Segunda Guerra Mundial, cuando  fue la base general de Charles de Gaulle; más tarde experimentaría la efervescencia del socialismo revolucionario y ya en 1962 conquistó su independencia. Pero el arco temporal alcanza hasta el 2017, y refleja también un Argel moderno, que adolece de los mismos problemas, o parecidos, de los que pueda adolecer una ciudad como la nuestra. Con un hábil juego de narradores, que pasa por el diario, la narración en segunda persona y una parte en tercera persona, más cercana a la crónica sentimental, Nuestras riquezas consigue retratar el barrio que alberga la librería, y también a sus gentes.

Esta novela, que mezcla la ficción con la recreación documental, ha sido finalista de los premios Goncourt y Médicis.

Txani Rodríguez

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