Sobre un tipo encerrado de por vida en un hotel de lujo

Un caballero en Moscú es la historia de un aristócrata ruso que se vio atrapado en la revolución del 17. Cinco años más tarde estaba en serio peligro de ser fusilado cuando alguien descubrió que el noble en cuestión había publicado años atrás un poema que le ponía del lado de los insurrectos, del pueblo, y a un simpatizante no se le puede eliminar. Pero también era un noble, así que el tribunal llegó a una decisión salomónica. Como el tipo en cuestión residía en el Hotel Metropol de Moscú le condenaron a seguir viviendo allí sin poder salir nunca del hotel. Los siguientes treinta años de vida de este superviviente es lo que cuenta la novela que comentamos.

Podría parecer que hay poca materia sobre la que tratar, pero eso es porque no conocen las infinitas posibilidades de estos establecimientos, podrían preguntarle a Vicki Baum que escribió media docena de novelones sobre diferentes residencias, que están repletos de personajes apasionantes, desarraigados los más, supervivientes bastantes, intrigantes unos cuantos. La novela adopta el estilo de contar diferentes episodios, la mayor parte de los cuales acaban siendo habilidosamente entrelazados en torno a la figura protagonista que ve como sus amistades y sus amores, incluso sus enemigos, aparecen y desaparecen mientras él está obligado a permanecer estáticamente anclado en el hotel.

Hay algunas peculiaridades en esta narración que conviene resaltar. Por una parte la escritura adopta un tono semifantástico que convierte al Metropol en un territorio imaginado lleno de pasadizos secretos, habitaciones misteriosas, restaurantes mágicos, salas de baile fantasmales y el cuartucho que acoge a nuestro héroe que, incluso, tiene una entrada secreta a través de un armario que le lleva a otro lugar desconocido por los habitantes del hotel. No es una novela de fantasía, es el encanto del tono literario, algo vintage, de palabras elegantes, estilo florido, carácter melancólico, rematado por una neblina y un color evidentemente de otros tiempos lo que hace que tengamos esa sensación.

Los acontecimientos históricos, lo que ocurre en el exterior, no tiene apenas repercusión en lo narrado. Hay, incluso, como una identificación del autor, de Amor Towless, con el personaje protagonista al que imprime un aire de superioridad sobre el resto de personajes, y traza así el retrato de un tipo que acepta sin llantos su destino, su incómoda situación, sintiéndose por encima no solo de los que le han condenado, sino de sus compañeros de narración, por muy amigable, incluso enamorado, que se muestre con algunos de ellos. Nuestro héroe es un personaje de otro tiempo, narrado como antes se hacía. En ese sentido la novela es ejemplar y cumple con lo que pretende. Y el lector sigue entusiasmado a su protagonista por los lugares que muestra hasta sentirlos muy suyos aunque no los hayamos visto nunca.

Un caballero en Moscú es un encantador libro que siempre interesa, que conmueve frecuentemente, que arrebata en ocasiones y que siempre está por encima de la media literaria del momento. Es en definitiva, el libro que deben leer en las próximas semanas. Háganse el favor.

Félix Linares

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