Dolor, reparación y renacimiento en Marta Orriols

Marta Orriols (Barcelona, 1975) es una de la grandes voces de la literatura en lengua catalana actual. Algunos dirán que quizás sea una barbaridad decir esto de una escritora que solo ha publicado dos libros, el volumen de relatos Anatomia de les distanciès curtes, Anatomía de las distancias cortas en castellano, y ahora la novela Aprendre a parlar amb les plantes, Aprender a hablar con las plantas, pero os aseguramos que no decimos nada alejado de la realidad. Porque Orriols habla de las cosas cotidianas, sobre todo de las desgracias y sus consecuencias, con una sensatez y una elegancia que te emociona y conmociona. Pocas veces hemos encontrado en la lectura de unos textos literarios tan profundo conocimiento del espíritu humano, tanta cercanía a los que lo pasan mal, tanta empatía.

En los diecinueve relatos de Anatomía de las distancias cortas encontrábamos historias cotidianas y personajes reconocibles que se mueven a nuestro alrededor. Personas a las que de alguna manera se les ha torcido la vida o se les va a torcer sin que se den cuenta del desastre que se les avecina. En resumen aquel libro hablaba de la pérdida y de cómo afrontarla y de cómo recuperar la normalidad, cómo ser valiente. En su primera novela, Orriols, ha insistido en esa línea. El argumento se puede resumir de manera muy sencilla. Paula Cid es una neonatóloga de cuarenta y dos años con una vida muy ordenada. Hasta que su marido, Mauro, un editor famoso, muere en un accidente de tráfico, justo unas horas después de comunicarle que había decidido marcharse de casa porque se había enamorado de otra mujer. La desolación que produce estos dos hechos concatenados en la vida de Paula es abrumadora, porque en el mismo día pierde dos veces a la persona amada, una al ser arrancada de su corazón, otra al fallecer.  Además este hecho solo es conocido por otras dos personas, la nueva mujer de su marido muerto, Carla, y el mejor amigo de él, Nacho. Por lo que, ante el resto del mundo debe adoptar el papel de viuda contrita, lo que le hace sentirse una impostora.

El dolor llevará a Paula a anularse como persona, a apartarse de los demás y a volcarse exclusivamente en sus niños prematuros del hospital. La pérdida le recordará también a su madre, muerta “prematuramente” cuando Paula era una niña, y a intentar acercarse a su padre que la crió sin mucho afecto físico, aunque con toda la responsabilidad del mundo. En la historia tienen un papel importante otras mujeres, como su amiga Lidia, también doctora, casada y con hijos, y su enfermera veterana, Pili, dos mujeres que saben lo que es lidiar con el mundo, fuera de su zona de confort.

Marta Orriols vuelve a hablar de los temas de los que sabe hablar tan bien.  Hay mucho amor y desamor en esta novela. Hay muchas relaciones familiares complicadas. Hay caminos truncados y vías por explorar. Hay reflexiones sobre la responsabilidad,  la fidelidad, los sueños por cumplir y las obligaciones; sobre la decepción, la esperanza y la felicidad. Y hay una profunda convicción de que hay que creer que todo puede cambiar para bien, que sí, que hay segundas oportunidades, pero que para llegar a ellas hay que tropezar, recorrer el camino del dolor y renacer, aunque sea prematuramente. Gran novela.

Enrique Martín

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