Sandra Labastie y la vida en el interior de una secta religiosa

Tximeleten eternitatea es la historia de una reclusión, una reclusión en régimen de libertad. La narradora de esta historia es una adolescente de trece años. Vive con su familia, que regenta un pequeño hotel en un bonito pueblo de la costa de Francia; la joven va la escuela, pero no tiene apenas amigos. Hasta aquí, podríamos estar ante la biografía de muchos jóvenes, pero su vida está condicionada por las creencias religiosas de sus padres: ellos pertenecen a una congregación que cree en el inminente fin del mundo. Se trata de una especie de secta en la que está mal celebrar cualquier cosa, en la que pintar, por ejemplo, no está bien visto, y en la que las mujeres son seres de segunda categoría: “Emakume baten erruz gaude gu hemen –dio artzainak ere-. Ebaren kulpagatik galdu zen paradisua betiko”. La congregación celebra reuniones periódicas, encuentros con las congregaciones de otros países, y la narradora y su madre van a menudo a predicar de casa en casa, donde son mal recibidas. Como os podéis imaginar, la pertenencia a un grupo tan antipático hará que la narradora sufra bulling en la escuela, y llegue a ser víctima de una agresión grave. Sin embargo, la chica parece fuerte y no tardará, inteligente como es, en cuestionarse muchos de los aspectos de su vida. Dueña de una gran curiosidad, consulta en una enciclopedia el significado de algunas palabras que desconoce como “espiritualidad”, “extremismo”, “verdad”… Pero la joven, que irá acumulando secretos, tendrá que aprender también a conocer su sexualidad, y en ese camino nos encontraremos las zonas más turbias de la novela.

En Tximeleten eternitatea nos topamos con un ramillete de personajes secundarios a través de los que la narradora penetra en el mundo al ver el autoritarismo del pastor de la congregación, el miedo que le tiene su mujer, la sumisión que muestran sus padres, la alegre frivolidad de Blanche, una mujer que accede a que le expliquen la Biblia en su lujosa casa, Richard, un hombre con un comportamiento anormal… Todos contribuyen a generar la atmosfera extraña y opresiva de esta novela, no demasiado extensa, dividida en párrafos cortos, y escrita con un estilo sencillo, pero con hallazgos que brillan en ciertas comparaciones o metáforas. La trama no tiene demasiados puntos de giro, no nos lleva de sobresalto en sobresalto ni mucho menos, pero sí transmite la idea de que va a suceder algo fuerte, hay una amenaza que sobrevuela la lectura y eso nos mantiene pegados a esta historia en la que  se alude tanto al demonio que parece mirar a los personajes de reojo.

La autora de este libro es Sandra Labastie, nacida en Biarritz en 1969. Autora de cinco novelas y de varias obras de teatro, recibió una educación muy religiosa, un conocimiento al que  da traslado de forma crítica en Tximeleten eternitatea, traducido al euskera por Mitxel Murua.

Txani Rodríguez

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