Masaoka Shiki, haikus para todas las edades

Si el gran maestro del haiku fue Matsuo Bashō (1644-1694), uno de los más grandes sucesores sería Masaoka Shiki (1869-1902), quien a fines del  siglo XIX, cuando parecía estar en decadencia,  lo transformará profundamente, pues lo entenderá, más que como la forma de expresar sentimientos, como arte puro. Nacido en Matsuyama en el seno de una familia de samuráis, se inició muy joven en la literatura aportando un aire de modernidad a una tradición centenaria como era el haiku, que con su pincel salpicaba sobre el papel momentos autobiográficos de su convalecencia de la tuberculosis que padeció desde muy joven: “Con mucha calma/ y un bastón como apoyo,/ me ando el jardín”. En su corta vida literaria y cuando el haiku había perdido mucha de su popularidad, Shiki le devolvió una fuerza que antes nunca había tenido.

De su obra se habían publicado algunas selecciones, una en Hiperión, Cien jaikus, y otra en Satori, Ruego a la mariposa, con 70 poemas bilingües. Como lo es esta reciente de Miragunao Ediciones, con centenar y medio de haikus en edición de Guillermo Sánchez de Molina y Aya Kawakami, traducidos directamente del japonés.

El libro se suma a la selecta lista de títulos que la emblemática colección de Libros de los Malos Tiempos dedica a la joyas de la literatura oriental, y muy especialmente a la de Extremo Oriente: El libro del té,  de Kazuko Okakura; Kokoro, de Lafcadio HearnHaiku de las cuatro estaciones, de Masuo Bashô, el más popular y reeditado de todos y de cuyo autor la editorial El Gallo de Oro acaba de publicar, por cierto, su Poesía completa en versión de Beñat Arginzoniz. La globalización con la apertura de la cultura japonesa en occidente y la concisión e intensidad expresiva del haiku hacen que hoy muchos jóvenes lectores encuentren esta poesía adecuada a la medida de sus hábitos lectores.

Seve Calleja

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