El Tocho. El rey de las Dos Sicilias de Kusniewicz

Después de un día demasiado caluroso, cuando por fin se podía respirar con alivio un poco de aire más fresco que nacía junto a los viejos estanques en el barrio cíngaro, una suave brisa que llegaba a intervalos casi rítmicos, en gamas musicales, justo detrás de la calle Kerti, o sea la calle de los Jardines, allí donde empieza el barrio cíngaro, Cigànyvàros, ya que la calle Kerti no pertenece aún a aquel barrio, resonó un corto grito y luego se hizo el silencio. Una gruesa capa de polvo cubre la calzada, tapa las hojas de la bardana, la achicoria y el malvavisco silvestre. Una bandada de gorriones volará un momento antes de posarse en la acacia más cercana… Alrededor de las once de la noche de aquel mismo día, alguien informará al puesto de la gendarmería que, en uno de los gredales abandonados desde hace tiempo, había encontrado el cadáver de una joven cíngara.

Este es uno de los comienzos de El rey de las Dos Sicilias de Andrzej Kusniewicz. Procedente de la Galitzia oriental (remota provincia entre Polonia y Ucrania), el autor que hoy recordamos, Andrzej Kusniewicz, vio interrumpida su carrera diplomática por la invasión nazi. Se unió a la resistencia, y apresado en 1943 fue deportado al campo de Mauthausen. Tras la victoria aliada Kusniewicz siguió ejerciendo como cónsul de Polonia en diversas ciudades francesas, mientras mimaba en secreto su vocación literaria, que eclosionó de forma tardía, cuando sobrepasando la cincuentena, empezó a publicar versos.

De sus doce obras en prosa la más recordada es esta novela: El rey de las Dos Sicilias, publicada en 1970. Probablemente se trata de la última gran evocación literaria del imperio austro-húngaro. Por sus páginas vuelve a desfilar aquel mundo abigarrado de húsares, judíos, zíngaros y nacionalidades en forzada convivencia, tan presente ya en la obra de Joseph Roth. Un mundo  en franca decadencia, cuando se inicia la acción de la novela en el verano de 1914, momento del estallido de la primera guerra mundial.

El rey de las Dos Sicilias es una novela escrita con un estilo poético, que hace gala de una estructura compleja desde el mismo planteamiento, pues el autor considera que todos los acontecimientos simultáneos tienen la misma validez, son igualmente necesarios e interdependientes para tejer el devenir histórico. Ilustrando su teoría, Kusniewicz hace coincidir en el tiempo el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo el 28 de junio de 1914, detonante de la guerra, con los ejercicios cotidianos del regimiento de caballería austriaca Rey de las Dos Sicilias, acantonado en el pueblo de Fehertemplon, enclave húngaro fronterizo con Serbia. Y también con el descubrimiento del cadáver de una joven prostituta cíngara a las afueras del citado pueblo.

Junto a este desarrollo de acciones simultáneas, el autor utiliza distintas voces narrativas. La más representativa es la del  subteniente Emil R. en cuyo diario asistimos al nacimiento y desarrollo de la pasión por su hermana Lisbeth. Emil es un esteta, un intelectual atormentado, consciente de que va a la guerra buscando la muerte como último remedio a su amor incestuoso. Pero el azar pone en su camino a una zíngara inocente…

Ambiciosa novela que retrata un mundo agónico; todo un alarde de técnica narrativa, de conocimiento erudito de la historia, y de sensibilidad al color y sus matices. Especialmente recomendable para nostálgicos del imperio austro-húngaro. El rey de las Dos Sicilias de Andrzej Kusniewicz en editorial Anagrama.

Javier Aspiazu

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