Daniel Gascón y el hipster que rescató la España Vacía

Un hipster en la España Vacía es la crónica desternillante de las gestas de Enrique, un joven de ciudad, muy moderno, un hipster, en La Cañada, un pequeño pueblo de Teruel.  Allí se instala con sus tíos, que cada mañana lo ven hacer yoga en el corral, para poner en marcha un proyecto de “granja orgánica colaborativa basada en los principios de sostenibilidad y responsabilidad medioambiental”.  Además, lleva adelante iniciativas como un taller de nuevas masculinidades a la que solo acuden mujeres. El hipster tendrá que adaptarse a que en el pueblo apenas haya cobertura, a que no se venda quinoa ni Hola Coffee,  y al carácter rudo de alguno de sus vecinos. Lo cierto es que al principio, aunque Enrique es un tipo optimista y confiado, un adalid de lo políticamente correcto, no encaja en el pueblo, pero, al poco, terminará por encontrar su lugar allí: en La Cañada se enamorará y, de forma, sorpresiva, acabará convertido en alcalde, tras defender los intereses del pueblo, que habían sido amenazados cuando descubren -o creen descubrir- que unos catalanes pretendían robar el cuadro del patrón del pueblo.

Qué difícil es saber cuál es el camino por el que nos lleva la vida. Lo dicen la Divina Comedia y las canciones de Amaral, pero aún siempre te pilla a contrapié. ¿Cómo iba a pensar yo que iría al campo como especie de Montaigne ecologista, a montar mu huerto colaborativo y acabaría de nuevo en la acción, en el compromiso, en el fragor, en la lucha política?”, leemos. El caso es que como alcalde no se centrará, por ser La Cañada un pequeño pueblo, en asuntos menores, como adaptar a los nuevos tiempos los nombres de las fuentes o barrancos locales (por ejemplo, la Fuente Matahombres pasará a ser conocida como la “fuente potencialmente peligrosa para la salud de los seres sintientes”). El hipster bregará con situaciones de calado: un rodaje sobre la Guerra Civil hace que los miembros de Vox crean que en Teruel ha estallado una revolución anarquista, o, atención, mediará en la liberación de la mismísima Greta Thumber, secuestrada en la cumbre del clima.

El contraste entre la palabrería y los modos del hipster y los vecinos de La Cañada hacen que el libro resulte tronchante. Con algún guiño quijotesco y con una voz que a veces recuerda al Sin noticias de Gurb de Eduardo Mendoza, la forma –una especie de reconstrucción minuciosa con testimonios, extractos de diarios, crónicas y entrevistas- ayuda a subrayar la comicidad del texto.

Como se ve, Daniel Gascón, nacido en Zaragoza en 1981, con una carrera literaria importante ya a sus espaldas y responsable de Letras Libres, se vale del humor para abordar debates candentes: la ecología, el feminismo e incluso los conflictos identitarios. Con cameos de periodistas y escritores, incluso del padre del autor, Un hipster en la España Vacía es una lectura muy  divertida que invita a la reflexión y a situarnos frente al espejo.

Txani Rodríguez

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