El tocho. El imperio español de Hugh Thomas

Sin embargo, la memoria parece sacada de una novela de caballerías más que obra de un filántropo, porque Fray Bartolomé de Las Casas proponía la fundación a lo largo de la costa del Caribe de una cadena de pueblos y fortalezas, cada cien leguas. Un centenar de colonos cristianos se establecerían en cada enclave, que estaría al mando de un capitán. Estarían prohibidas las entradas en el interior so pena de severos castigos. A los indios se les garantizaría la libertad y todos aquellos que hubieran sido apresados y sacados de la región y convertidos en esclavos serían liberados. También habría libertad de comercio y a los indios se les explicaría que los españoles estaban interesados en obtener oro y perlas. Se nombrarían obispos que deberían ser frailes dominicos o franciscanos y estas órdenes serían las que controlasen la evangelización”.

Este es un párrafo de El imperio español de Hugh Thomas. El célebre historiador e hispanista inglés fallecido hace tres años alcanzó el reconocimiento mundial con su historia de La guerra civil española aparecida en 1961. Desde entonces Thomas publicó también una extensa historia de Cuba, de la trata de esclavos, e incluso del mundo en su conjunto. En las últimas décadas de su vida, como colofón a su carrera, concibió una vasta trilogía dedicada al imperio español. El libro que hoy comentamos, publicado en 2006, sería la primera parte de este proyecto. Su título en inglés, Rivers of goldRíos de oro-, se acerca más a su verdadera intención: mostrar cómo la codicia, la avidez del oro, fue el verdadero motor de la colonización.

Thomas abarca en este libro el periodo que va desde la entronización de los Reyes Católicos y los cuatro viajes de Colón hasta la conquista de México por Hernán Cortés, poco más de cuarenta años llenos de acontecimientos trágicos y determinantes para la historia de América y Europa. Uno de los aciertos de este texto, además de descubrirnos personajes increíbles, se encuentra en la extensa atención que dedica a la polémica suscitada sobre la capacidad de los indios para ser cristianos, entre las órdenes religiosas y las autoridades políticas. Para Bartolomé de las Casas y los dominicos los indígenas poseían alma y entendimiento de las cosas espirituales y no debían ser tratados como esclavos. Pero a pesar de los intentos de reforma de las encomiendas y del diseño de comunidades utópicas del padre Las Casas, la brutalidad de los conquistadores y enfermedades importadas, como la devastadora viruela, acabaron con la libertad y la vida de millones de indígenas.

Otro de los aciertos de Thomas consiste en hacernos conscientes de la simultaneidad de acontecimientos cruciales, a uno y otro lado del océano. Baste como ejemplo el año 1520, en que coincidieron la coronación de Carlos V como emperador, la rebelión de los Comuneros de Castilla, la entrada en México de Hernán Cortés y la circunnavegación del globo iniciada por Magallanes y culminada por Elcano en 1522.

Entre las deficiencias, habría que citar la mínima información sobre la conquista de Navarra, apenas reseñada, las imprecisiones en algunas fechas, el estilo, que aunque ágil, resulta algo descuidado, y el acopio abrumador de datos no demasiado relevantes, que elevan el volumen a más de 800 páginas. En definitiva, estamos ante una gran recreación histórica, que se lee como una novela, apasionante en algunos pasajes, y atropellada y farragosa en otros.

El imperio español. De Colón a Magallanes, de Hugh Thomas en editorial Planeta.

Javier Aspiazu

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