La fantasía de Abercrombie mejora con el tiempo

Ha vuelto Abercrombie, una gran noticia para sus muchos seguidores y algo sin relevancia alguna para quienes la literatura de fantasía no tiene ningún interés. Reconozco, lo he hecho varias veces ya en este programa, que la fantasía no me interesa demasiado, y las nuevas corrientes menos, sobre todo el hopepunk que ha infantilizado mas, y parecía imposible, el género. Pero, bueno, me arreglo bien con algunos autores cercanos al grimdark y Abercrombie está entre ellos. El hombre que escribió una trilogía, la de la Primera Ley, sobre un universo muy cercano a la edad media con pequeñas aportaciones mágicas y mucha guerra y grandes batallas y mares de sangre, traiciones, conspiraciones, gente de la que no te puedes fiar, grandes secretos, misterios insondables y una escritura rápida, eficaz, muy bien timbrada, con diálogos modelados por el cine y muchas páginas para devorar por delante. Después escribió tres novelas independientes y un libro de relatos ambientados en ese universo y más tarde otra trilogía, la del Mar Quebrado, de eso que se llama Young Adult que es un poco más suave, menos dura.

Pero el público demanda lo suyo y es muy posible que Abercrombie lo tenga difícil para salir del mundo de la primera ley porque sus editores le han hecho firmar un contrato por otros cuatro libros dentro de ese mundo y recurriendo a los viejos personajes. Y así ha empezado otra trilogía, La era de la locura, que presenta sensibles diferencias con las novelas anteriores. La más evidente es que ese mundo ha cambiado, a pesar de que no han pasado muchos años porque aparecen como personajes secundarios los que fueron principales o destacados en los anteriores libros. Tanto que se ha producido una especie de revolución industrial que hace avanzar la acción unos siete siglos según nuestra historia. Por supuesto las fábricas están mantenidas por miles de obreros, prácticamente esclavos, que viven en unas condiciones penosas y que sueñan con la revolución. Esta llegará de manos de diferentes grupos, que como los luditas en nuestro siglo XIX se empeñaban en destruir las máquinas.

Aunque los objetivos sean diferentes la relación parece evidente. Por supuesto los nobles, príncipes, los ricos vaya, pretenden ignorar esa realidad hasta que algunos de ellos se ven atrapados por las consecuencias de la lucha. Una de ellas es la hija de Glokta, el inquisidor, personaje importante en la primera trilogía que aquí hace una aparición testimonial. Ella es una de los nuevos personajes femeninos que, a diferencia de lo que ocurría en trabajos anteriores, aquí son abundantes y protagonistas. Las hay guerreras,  adivinadoras, empresarias, madres que ridiculizan a sus vástagos reales, mujeres enfrentadas al peligro y a sus enemigos que, en ocasiones están muy cerca. Otro aspecto importante es que en este libro aumenta el humor. Algo había en los anteriores pero aquí hay momentos muy divertidos, aunque el tono general sigue siendo dramático. Es decir que Abercrombie ha mejorado y no ha dejado de ser el mismo. Los viejos lectores se encontrarán a gusto y los nuevos descubrirán a un autor más equilibrado. Y a los que no les guste la fantasía, bueno, esos mejor que busquen otro autor al que seguir.

Félix Linares

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