El comictario. Buenos días tristeza, en viñetas

Hace ya 66 años, en 1954, el mundo literario francés se vio sacudido por la publicación de Buenos días, tristeza, la primera novela de una joven de 19 años llamada Françoise Sagan. Una autora única, novelista y dramaturga, que vivió la vida con intensidad gastando lo mucho que ganó en juergas nocturnas, sexo, alcohol y drogas. Hasta su muerte en 2004 François Sagan nunca se arrepintió de su estilo de vida, aunque sí reconoció que sus libros hablaban sobre todo de la soledad y de la manera de desembarazarse de ella. Su primera e icónica obra, Buenos días, tristeza, es un clásico de la literatura contemporánea que fue llevado al cine en 1958 y que ahora, tantos años después, ha sido adaptado al lenguaje del cómic. Un reto mayúsculo superado con nota por el autor francés Frédéric Rébéna, que introduce cambios sutiles en el relato para mantener la esencia de la novela original. “Un bello sacrilegio“, así es como define este cómic en su prólogo el escritor galo Frédéric Beigbeder, eterno “enfant terrible” de la literatura francesa que cae rendido ante la perfección del guión y la belleza magnética de los dibujos.

Buenos días, tristeza discurre en un lujoso chalet a orillas del Mediterráneo, donde Raymond, un viudo millonario y hedonista pasa las vacaciones con su hija Cécile, una joven de 17 años que acaba de salir del internado y que afronta la vida con una mezcla de insolencia y apatía. Cécile toma el sol, fuma y bebe mientras observa con indulgencia cómo su padre cincuentón vive un tórrido romance con una joven llamada Elsa. Todo es perfecto hasta que de repente, invitada por Raymond, llega a la casa Anne Larsen, amiga íntima de la fallecida madre de Cécile. Es una mujer seria, equilibrada y elegante y nada tiene que ver con el disipado estilo de vida del viudo millonario, pero ambos son personas que han dejado atrás la juventud y buscan un último amor sobre el que asentarse. El anuncio de la boda es como un puñetazo para Cécile, que ve amenazada su vida ociosa y empieza a maniobrar para romper el compromiso entre Anne y su padre. Las intrigas de la adolescente logran su objetivo, pero con el ingrediente añadido de la tragedia y la muerte. Un precio tan alto que, al final, la sensación es de vacío y tristeza, perfectamente resumida en el título de esa primera obra de una Françoise Sagan recién salida de la adolescencia.

Que nadie que haya leído la novela o visto la película tenga miedo. Seguro que la propia autora disfrutaría con este cómic, Buenos días, tristeza, un excelente trabajo del autor francés Frédéric Rébéna, publicado en castellano por la editorial Planeta. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo

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