Ascensión Badiola y la trágica vida de la periodista Juana Mir

Esta novela está basada en la realidad, en una realidad histórica no muy lejana. Recrea, con algunas licencias, ante la falta de información, la vida de Juana Mir una periodista vasca que nació en Iruña en 1893 y murió en Bilbao en 1937. Fue una de las primeras mujeres periodistas en la década de los años treinta, durante la II República. Trabajó en el diario bilbaíno La Tarde y se hizo muy popular con una columna titulada La mujer escribe, que empezó centrada en lo que se denominaba en aquellos tiempos “asuntos femeninos” y acabó convertida en una columna de opinión y reflexión política. Tras la toma de Bilbao por los franquistas, en plena Guerra Civil, fue encarcelada y condenada a muerte en un juicio sumarísimo militar. Fue fusilada junto a otros compañeros en el cementerio bilbaíno de Derio.

Es la propia Juana la que cuenta en primera persona su odisea personal. Una odisea que se escribe en unas pocas semanas, las que van del 15 de junio de 1937 al 5 de agosto de ese mismo año. La periodista recrea la situación angustiosa que vive la ciudad, con bombardeos constantes, a punto de caer en manos del ejército sublevado y con parte de la población huyendo angustiada ante el avance de los fascistas. Pero también aprovecha Juana para contarnos cómo entró en el mundo del periodismo y las trabas que se encontró para desarrollar su trabajo. No hay que olvidar que a las mujeres en las redacciones de los diarios, los periodistas-hombres las acusaban de “intrusismo femenino” por practicar el periodismo. Y eso que la protagonista venía de una familia periodista: su padre abandonó con su mujer y sus hijos Iruña para aposentarse en Bilbao contratado para dirigir un periódico.

Juana Mir era una mujer sin militancia política, pero a la que le movía su humanismo. Un humanismo que fue, seguramente, lo que enervó a los fascistas, que no toleraron que en sus escritos se narraran las atrocidades de la guerra y se pusieran nombre y apellidos a sus responsables. Quizás de ahí la rareza de que fuera condenada a muerte y ejecutada siendo una mujer, algo que raramente hicieron los sublevados, que conmutaban las penas a muerte de las mujeres por cadena perpetua. Y es que la actitud de los sublevados durante la guerra fue una canallada: los bombardeos de Gernika, Durango y otras localidades sublevaron a la población de tal manera que se cometieron matanzas entre los presos de derechas que se encontraban en barcos y prisiones. La autora supone que Juana, como católica practicante que era, quiso escribir sobre eso, pero no la dejaron, porque los medios republicanos sufrían censura sobre estos acontecimientos.

El título de La decisión de Juana Mir hace referencia a la decisión de no abandonar la ciudad que tomo la periodista cuando llegaron los sublevados, y cuando otros compañeros de profesión lo hicieron. Pensó, muy ingenuamente, que los vencedores actuarían de otra manera, con conmiseración. Algo que no practicaron. Y es que las últimas horas de Juana fueron terribles. El vencedor humillaba al vencido, y a las mujeres les cortaban el pelo al cero por traidoras, también a Juana. Y luego llegó el juicio-farsa, y los días de espera en la prisión, y el paseíllo, y el fusilamiento en los muros de Derio.  Todo siguiendo al pie de la letra aquello del general Mola de que a los “rojos”, todos los que no eran de su bando, había que matarlos. Sin piedad.  Al final de la novela, para que el lector se haga una idea de cómo escribía Juana, la autora aporta algunos de los artículos que escribió la periodista y que sirvieron de base para condenarla. Y sorprende mucho que esos artículos, tan medidos, tan piadosos, tan ecuánimes, fueran utilizados como prueba de cargo contra ella.

La autora de este libro, Ascensión Badiola nació en la capital vizcaína en 1961. Es licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales y doctora en Historia. Y le gusta mucho escribir. Ha publicado libros de historia y libros de ficción de corte histórico. Entre los primeros destacan trabajos como Cárceles y campos de concentración en Bizkaia e Individuas peligrosas – La Prisión Central de Mujeres de Amorebieta y entre los segundos encontramos las novelas La ría de los afrancesados, La bala que mató al general y Martina guerrillera. Con La decisión de Juana Mir ha ganado el Premio Ramiro Pinilla de Novela Corta 2020. No es de extrañar. Estamos ante una novela magnífica, la novela de un tiempo y de un personaje que no debería ser olvidado.

Enrique Martín

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