Kattalin Miner y los que van por la vida en clase turística

Tras la novela Nola heldu naiz ni honaino, cuyo proyecto obtuvo la beca Igartza y tras el muy recomendable libro Moio,  que aúna la entrevista periodística, el reportaje y el testimonio confesional, Kattalin Miner regresa a las librerías con Turista Klasea. Esta nueva novela nos presenta a una joven guipuzcoana, cuyo nombre no se nos desvela, que toma un tren dirección París en Hendaia. A medida que avanza en el trayecto, esta mujer recordará vivencias parisinas y reflexionará sobre distintos temas como, por citar algunos, el conflicto vasco, el terrorismo islámico o la identidad de género.

Sabemos que recorre los 1600 kilómetros que la separan de París porque va a visitar a una amiga encarcelada por pertenencia a ETA, una amiga a la que conoció en la Aste Nagusia de Bilbao y con la que en ese primer momento discutió a cuenta de una pintada en un baño. Bien, las cárceles, la dispersión, ocuparán algunas de los reflexiones. “Kartzela guztiak, helburu antzekoak izanda ere, ez dira berdinak”, leemos. La protagonista, mientras viaja, confesará que tiene mucho miedo a morir en un atentado, que se asusta veces simplemente por coincidir en un vagón del Metro con árabes y que aunque se lo reprocha los prejuicios no logra moderar ese miedo. Sabemos que conoció, en un encuentro LGTBIQ de nivel mundial que se celebraba en Marsella a Agustin y Agustina. “Hain ziren alaiak, lasaiak eta politak, berari ere gertukoak egin zitzaizkiola berehala. Jende ona zen, hori sentitzen zuen, eta ez daki ongi zergatik, baina harreman berezia egin zuten berehala hirurek”. De hecho, en sus visitas a París se quedará en su casa y así conocerá a sus amigos chilenos, alegres también en principio, pero que sobreviven fuera de la legalidad gracias a trabajos precarios, pero también de la venta de pastillas, de la prostitución. La homosexualidad, la transexualidad y el transgénero serán asuntos que aborda a través de ese grupo de personajes, que sufre discriminación y también algunas agresiones.

Creo que la escritora de Hernani ha acertado a la hora de titular esta novela porque no solo va en el tren en clase turista, también transmite la impresión –y esto puede ser la idea más valiosa de la novela- de que también atravesamos muchos problemas en clase turista, que aunque nos preocupen y tratemos de ser solidarias, son otros los que los sufren en sus propias carnes, que hay un extrarradio del extrarradio y calles oscuras que por fortuna quienes formamos parte de la clase turista no estamos obligadas a cruzar.

Txani Rodríguez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *