Los raros. La Montaña Análoga de René Daumal

Una escritura desconocida, en un sobre, dio origen a todo lo que voy a contar. Esos rasgos a pluma que trazaban mi nombre… contenían una sinuosa mezcla de violencia y dulzura… Por eso, no sabría decir, si al abrir la carta, el efecto que me produjo fue el de una estimulante bocanada de aire fresco o el de una desagradable corriente de aire.

La misma escritura, rápida e igual, explicaba todo de un tirón: Señor, he leído su artículo sobre la Montaña Análoga, hasta ahora creía ser el único en estar convencido de su existencia. Hoy somos dos, mañana seremos diez, quizá más, y podremos intentar la expedición. Es indispensable que entremos en contacto lo más rápidamente posible. Telefonéeme en cuanto pueda a uno de los números siguientes. Le espero”.

Así comienza La Montaña Análoga, de René Daumal. Un libro que nos sirve para recordar a un autor francés de vida breve e intensa, apenas 36 años; filósofo de formación y traductor de textos sánscritos, René Daumal fundó en su temprana juventud la revista poética Le grand Jeu, cercana al surrealismo de Bretón, del que lo separaba su interés por el ocultismo y las religiones orientales. Además de artículos y obras filosóficas, escribió un libro de versos y otra novela La gran borrachera, antes de abordar, padeciendo ya tuberculosis, la obra que hoy recordamos  La Montaña Análoga, publicada de forma póstuma en 1952. Novela forzosamente corta, que los azares de la II Guerra Mundial y la mala salud de su autor dejarían inacabada.

Daumal imagina a un grupo de intelectuales, especialistas en diversas ramas del saber, con la afición común del alpinismo y la convicción compartida de la existencia de una montaña más alta que las del Himalaya, la Montaña Análoga, invisible a simple vista y en cuya cima se encuentra la respuesta al porqué de la existencia. Juntos formarán equipo y comandados por el sabio inventor Pierre Sogol, partirán, a bordo de El Imposible, en su incierta búsqueda. Aprovechando la luz del ocaso en el poniente de la isla, único momento en que es visible, arribarán al Puerto de los Monos e iniciarán una lenta ascensión que se entrevera con mitos y cuentos simbólicos, como el de los hombres huecos o el del tetraedro y la esfera, pequeñas perlas de sabiduría en un texto fascinante. Texto que, probablemente, fuera la principal fuente de inspiración de La Montaña Sagrada, una de las mejores películas de Alejandro Jodorowski.

Pero volviendo a la novela, La Montaña Análoga ofrece al lector una seductora mezcla de alpinismo y misticismo, de avidez intelectual y búsqueda espiritual, de novela de aventuras fantásticas –entre Stevenson y Verne– y texto iniciático. Alguien diría que ésta había de ser una obra inacabada por razones obvias, como son la imposibilidad de conocer lo inefable, el misterio último del Todo: una empresa desmesurada, por encima de las fuerzas humanas. Sin embargo, las notas finales, añadidas al texto, nos hacen pensar que la empresa no sería en balde y que los aventureros saldrían transformados de la experiencia. Sea como sea, esto es algo que ustedes mismos deben apreciar disfrutando de la inteligencia y del gran talento narrativo del autor.

Entre otras ediciones, la de Alfaguara, les permitirá conocer  esta pequeña maravilla titulada La Montaña Análoga, de René Daumal.

Javier Aspiazu

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