Martín Casariego inicia la serie negra de Max Lomas

Martín Casariego es un escritor de largo recorrido, que pertenece a una notable familia de artistas. Nació en Madrid en 1962 y es hijo del famoso pintor y arquitecto asturiano Pedro Casariego. Además, tres hermanos, el fallecido Pedro, Antón y Nicolás, se han dedicado al arte de escribir. Martín le ha dado a todos los palos de la escritura: novelas, relatos, ensayos y artículos periodísticos. Es, por cierto, un magnífico guionista, coautor por ejemplo del guión de la popular película de Emilio Martínez-Lázaro Amo tu cama rica. Por su labor como escritor ha recibido todo tipo de premios desde el Tigre Juán, al Ateneo de Sevilla, pasando por el Anaya, Ciudad de Logroño y el Café Gijón. Seguro que os suenan novelas como Qué te voy a contar, La hija del coronel, La jauría y la niebla, El juego sigue sin mí ó La primavera corta, el largo invierno. Y no nos olvidemos de su gran éxito en el campo de la literatura infantil y juvenil Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero que vendió, tan solo en España, más de 150 mil ejemplares. Ahora aparece en Siruela esta novela negra Yo fumo para olvidar que tú bebes (magnífico título) que es el comienzo de una serie protagonizada por Max Lomas, un culto escolta al que en esta primera historia que sucede a finales de los ochenta encontramos en Euskadi protegiendo a personas amenazadas por ETA.

Max está viviendo entre Madrid y Donostia. En la capital guipuzcoana trabaja como escolta de un profesor amenazado por ETA. El perfil se asemeja mucho al de Fernando Savater. Son tiempos muy duros y a pesar de que nuestro protagonista mantiene una ética intachable sobre la esencia de su trabajo, no todos parecen obrar por igual. El GAL ha sido desarticulado recientemente y los policías Amedo y Domínguez van a ir a la cárcel. Pero entre sus compañeros hay quien dice que habría que seguir esa vía, que habría que matar a todo bicho viviente. Max, que narra la historia en primera persona, no puede evitar pensar cosas como ésta sobre Donostia y la mayoría de sus habitantes: “Una tierra agusanada. San Sebastián era como la manzana que la bruja ofrece a Blancanieves. Roja, apetitosa, reluciente, bella y casi perfecta, Pero envenenada, con el corazón putrefacto”. Pero él, se dice, nunca cruzará la línea. Seguramente no podría poner la mano en el fuego por su aparentemente noble, y algo bruto, compañero, García. Tiene todas las papeletas para hacer algo irremediable.

En Madrid, sin embargo, Max es otro. Son los tiempos finales de la movida y las esperanzas puestas en la Transición están llegando a su fin. Pero él, que viene de familia adinerada y que lo ha dejado todo porque no comparte cómo su padre ha hecho su fortuna, se enamora como un adolescente de Elsa Arroyo, una camarera baqueteada por la vida que poco espera del amor y que tiene también lo suyo: sacar el dinero suficiente para vivir la vida con dignidad y para que su hermana menor pueda seguir estudiando. Las dos son huérfanas. Y entonces entran en la ecuación unos delincuentes de poca monta que acosan a Elsa y entran también los negocios que se monta García, que bordean, es un decir, la línea de la legalidad. Y hasta aquí podemos leer.

La novela es negra a más no poder. Hay violencia, hay corrupción, hay muertos, hay droga… y también una historia de amor desesperada entre Max y Elsa, que tiene el punto de desesperación existencial y de misterio ideal para una novela de género. Elementos todos que recuerdan a la novela clásica negra americana, a la de los Hammett, Chandler y MacDonald. Aunque también hay que resaltar que tiene sus momentos de humor, sobre todo cuando García, el compañero de Max, se lía con el lenguaje, con los refranes y las frases hechas. Una cosa curiosa. Al terminar la novela encontramos unos apuntes del autor en los que se señalan de donde proceden algunas frases o algunos acontecimientos. Es una cuestión de justicia, reconocer las fuentes de donde bebemos y los lugares de donde recogemos algunas ideas.

Por cierto lo de que es una serie lo sabemos porque al terminar la narración de esta historia se dice, textualmente: “las aventuras y desventuras de Max Lomas continuarán en Mi precio es ninguno”. Una novela que por cierto ya estaba escrita y publicada en otra editorial antes de que el autor escribiera la primera entrega de la saga. Al repasar esa segunda historia se dio cuenta que aquí había que contar el pasado que no se contó. En fin.

Martín Casariego y la serie negra de Max Lomas que comienza en Yo fumo para olvidar que tú bebes que ha publicado Siruela. Veremos cómo sigue la cosa y cuál es la respuesta de los lectores.

Enrique Martín

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