El comictario. Gabrielle Bell inflamada y con madre

Una estrella, pero agobiada. Así se puede definir a Gabrielle Bell, autora de culto del cómic alternativo estadounidense, ganadora de premios y reconocimientos, éxito de crítica y público y poseedora de una sólida carrera artística. Este bagaje no ha servido, sin embargo, para alterar el rumbo emocional y profesional de una dibujante que lleva más de veinte años convirtiendo en viñetas su propia vida, dominada por miedos, inseguridades, dificultades para relacionarse y problemas psicológicos. Gabrielle Bell transmite una existencia en constante búsqueda de equilibrio, y consigue la hazaña de transformar hechos cotidianos, muy pequeños, en asuntos no solo interesantes, sino incluso trascendentes.

Bell nació en Gran Bretaña en 1976, pero con apenas cinco años se trasladó a California y creció con su familia en una comunidad rural aislada. En ese ambiente tuvo tiempo para leer mucho y para aficionarse al dibujo, hasta el extremo de convertirse en profesional del cómic. Tras publicar sus primeros trabajos, decidió mudarse a Nueva York en el año 2001 y, desde entonces, la ciudad de los rascacielos es su campo base. Un campo hostil en muchas ocasiones, sobre todo para una persona llena de inseguridades. Así lo cuenta en su cómic Afortunada, crónica real de las dificultades de una dibujante novata en Nueva York y con el que ganó un premio Ignatz. Luego publicó una antología de historias cortas bajo el título de Cecil y Jordan en Nueva York, con un momento apoteósico en el que la protagonista se convierte en silla y consigue así sentirse útil y encontrar su lugar en el mundo. Un relato llevado al cine en la película Tokyo, compuesta por tres historias, una de las cuales está dirigida por Michael Gondry, ex-novio de Gabrielle Bell. Luego llegó Voyeurs, la novela gráfica en la que Gabrielle ya es una autora respetada, que viaja por el mundo para participar en convenciones y dar cursos, pero que sigue sufriendo inseguridades hasta el extremo de pasar por una depresión.

Y ahora llega su última obra, titulada Todo es inflamable, nueva entrega de las memorias en tiempo real de Gabrielle Bell. La autora nos cuenta cómo se ve obligada a viajar desde Nueva York a California para ayudar a su madre, cuya casa ha sido destruida por un incendio. El reencuentro después de muchos años provoca una avalancha de emociones, amortiguadas por la timidez e inseguridad de madre e hija. El grupo se completa con varios personajes, también bastante peculiares, y el conjunto es una nueva demostración del arte de Gabrielle Bell para hacer brillar lo cotidiano y los pequeños detalles en apariencia intrascendentes. Todo es inflamable, el nuevo cómic de Gabrielle Bell publicado en castellano por ediciones La Cúpula. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo

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