El Tocho. De la vida de un inútil de Joseph von Eichendorff

Sentado en el umbral de la puerta me restregaba los ojos aun llenos de sueño. Escuchaba como daba vueltas sin cesar la rueda del molino de mi padre. El ruido se entremezclaba con el gorjeo de los gorriones que revoloteaban por los tejados de donde la nieve empezaba a gotear. El sol ya calentaba un poquito, lo que me hacía sentirme muy a gusto. De pronto, mi padre, que llevaba trabajando en el molino desde el alba, salió de la casa con el gorro de dormir todavía colgándole a un lado, y algo enfadado me dijo:

-¡Tú inútil! Ya estás tomando el sol otra vez y estirándote los huesos hasta cansarte mientras yo trabajo por los dos. Ha llegado el momento. No puedo mantenerte más tiempo. La primavera acaba de empezar, coge tus cosas, sal a ver el mundo y gánate la vida tú solito.

-Pues bien –dije- si me consideras un inútil, me iré a ver el mundo y a hacer fortuna.

Así comienza De la vida de un inútil de Joseph von Eichendorff. Rescatamos del olvido a un poeta romántico alemán cuyos versos fueron admirados y utilizados por grandes compositores de su tiempo como Schumann, Mendelshon, Brahms o Richard Strauss. Durante su juventud Eichendorff se alistó voluntario en la guerra contra Napoleón, y ya en su madurez se convirtió en alto funcionario del gobierno prusiano, sin dejar de ser católico entre protestantes, y sin dejar de producir, además de poemas y dramas, narraciones memorables como esta divertida novela corta, De la vida de un inútil, publicada en 1826 y considerada una pequeña joya de la literatura germana.

Eichendorff es uno de los creadores literarios del paisaje romántico alemán, y esa sensibilidad a los encantos naturales, ya sean jardines, bosques o pájaros, está siempre presente en esta narración, donde seguimos las andanzas del ingenuo hijo del molinero, quien, acompañado tan solo por su violín, se deja llevar, una vez expulsado de casa, donde el azar quiera. Recogido en el camino por unas damas, es conducido a un castillo en las cercanías de Viena, en el que ejercerá sucesivamente las funciones de jardinero y aduanero. Pero enamorado de Aurelia, la bella dama, que no parece corresponderle, y dominado por la congoja, decide continuar sus viajes. Llega a Italia donde conoce a multitud de personajes: músicos, estudiantes, artistas, y cae fascinado por Roma, antes de que la añoranza del Norte y el recuerdo imperecedero de Aurelia le impulse al retorno.

La satisfacción de sus anhelos, en un final inesperado, cierra el círculo de una obra salpicada de poemas joviales y bucólicos, en la que la naturaleza, la música y la búsqueda de la felicidad son los motivos predominantes. Relatado en primera persona, con el tono cándido de que hace gala en todo momento el simpático protagonista, De la vida de un inútil se lee como un canto de amor a la vida. El autor nos recuerda que la felicidad es una cuestión de actitud, y que solo podremos conseguirla, o aproximarnos a ella, si sabemos apreciar las cosas más cercanas.

Les recordaré por último que la editorial Rey Lear ofrece una bonita edición actualizada de este delicioso texto titulado De la vida de un inútil de Joseph von Eichendorf.

Javier Aspiazu

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